Los toros de Montalvo, con irreprochable presencia, carecieron de motor, pero hemos de salvar el lote de Ferrera
El comentario general esta mañana en los mentideros taurinos era la primera puerta grande de Antonio Grande y sobre todo de la paupérrima novillada que ayer se sufrió en La Glorieta, pues a los "especímenes" lidiados ayer, difícilmente se le puede llamar de lidia. Evidentemente los toros de lidia son otra cosa- y además ya están en las carnicerías.
Hoy la corrida de Montalvo, que siempre presentó toros con el trapío suficiente en esta plaza, también se vio en el desenjaule, y también se aplaudió, y esperábamos con interés que nos quitaran el sabor amargo de ayer. Pues tampoco pudo ser, los Montalvos con irreprochable presencia, carecieron de motor, pero hemos de salvar el lote de Ferrera.
El primero tomó una vara, en buena distancia, cumplió en banderillas, brindo al público, y tras un inicio por abajo, genuflexa la rodilla torerísimo, lo paso con temple y sosiego por ambos pitones, para mandar sobre una faena sincronizada, perfectamente rematada, todo estaba construido bajo el íntimo sentimiento, limpieza cadencia y gusto, se ofrecía el torero y se gustaba en cada encuentro, la plaza un frenesí, pero cuando con torería Ferrera buscó el tercio para matarlo, algunos asistentes comenzaron a pedir indulto, fue una parte de la plaza, y claro una vez terminado el palpito de la cursilería, de la desproporción, de la exageración, Ferrera cometió el error de aliarse con el pueril y desorbitado pedido, y al toro 'Liricoso', negro mulato de 535 kilos, se le perdonó la vida.
La plaza se levantó en una bronca mayúscula a la presidencia, más por parte de esos jóvenes, esos que quieren que vayan a las plazas, y tenían razón, la cosa no fue ni de largo para el pañuelo naranja, cierto el toro tuvo clase, humilló, acudió a cada cite entregado, pero nada que ver con lo que se reclama para un toro de "bandera", bravo, encastado, con pujanza, y luego que la plaza fuera un clamor total, cosa que no ocurrió.
El caso es que el extremeño cortó los trofeos, dando un curso de tauromaquia en su segundo animal, al que entendió perfectamente, en el tercio, consintió una faena de mucha vibración y exquisito trazo, con conocimiento de los terrenos torero que mostró una añeja tauromaquia que no se prodiga mucho por las plazas de la Iberia: lo llevo al ralentí para matarlo de entera y descabello, y una oreja más a una labor de torería maciza, y de gusto excepcional. Le faltó el gesto de matar al primero y desorejarlo, en vez de contagiarse de la parte más simple de la plaza.
Si también estaba anunciado Sebastián Castella, el francés se rindió, nada podía hacer con el empuje de Ferrera, y con sus toros mansos y agarrados al suelo, pero el "gabacho", tampoco tenía mucho interés, ni ánimo para solventar aquello, como un torero de primera fila y con los años precisos de alternativa, silenciado en sus dos enemigos, con sainete a espadas incluido.
Cerraba la terna, Ginés Marín, que lanceó con ajuste a su primero, mostró una faena con buena técnica, entrega y disposición, pases de buen trazo tirando de la embestida, mejoró al natural, pero se acabó pronto y justifico al menos con profesionalidad estar en el cartel. Su segundo que lo brindó a El Viti, estuvo solvente, volvió a intentar hacer el toreo, consintiendo y tirando de una rebrincada embestida, y el animal claudicó pronto, cansino y apagado, labor insustancial. Mató de entera y se aplaudió su voluntad.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Montalvo, 1º dulce humillando y con clase 2º 3º 5º y 6º escasos de fuerza recorrido y bajos de raza. 4º manseando con clase flojito. Se cambiaron con una vara, cumplieron en banderillas, y se aplaudieron 1º y 4º
Antonio Ferrera: vuelta al ruedo con el mayoral tras el indulto y oreja
Sebastián Castella: silencio y silencio
Ginés Marín: aplausos y silencio