OPINIóN
Actualizado 31/08/2018
Mercedes Sánchez

Las vacaciones están muy sobrevaloradas. Vale que la vida es dura, que los inviernos son muy largos, las primaveras muy cortas, los veranos muy calurosos? Y hay que descansar. Hasta ahí estamos de acuerdo. Pero? es que los estragos del verano no son pocos?

Decides ir con tu pareja a un lugar de descanso. Vas a una agencia a hacer una reserva, te soplan un pastizal, y al final te toca mirar el mar con periscopio. Si vas a pensión completa, deberás oír el despertador a las 6:30, y con los ojos llenos de legañas y el pelo revuelto dirigirte a tomar una buena ducha porque no te despiertas a esa hora ni aunque hayas quedado para tu cita más soñada? Te espabilas en cuanto te colocas debajo de la alcachofa, que ahora son como una sartén, con agujeritos, dicen, de gotas de lluvia, pero que como tiene tanta cal, el chorro que te cae es como los que usaban los del alto espionaje para hacer declarar a los espías dobles, sólo que tu cuerpo serrano no está especialmente entrenado para tales sufrimientos, además no tienes nada que declarar, piensas, y encima el agua es gélida, porque otras trescientas duchas están abiertas a la misma hora en el mismo hotel. ¿Para qué? ¡Para desayunar!, para inaugurar el primer día de pensión completa, a ritmo de los ingleses, de los alemanes, de los extraterrestres, según la zona donde tú y tu pareja decidisteis ir este verano aquella noche que, hartos de correr de allá para acá de mini job en mini job, llegasteis a casa a deshoras y saturados de jefes exigentes y explotadores, y aburridos de la misma serie de la tele del día que no os apetece salir os dijisteis uno a otro: Cari, este verano deberíamos ir a descansar a? A veces piensas que por qué no te quedaste sin voz en ese mismo instante? Y todo este madrugón veraniego es para poder llevarte a la boca una medianoche a la plancha (que te la tienes que planchar tú), con la que acompañar ese café que da igual que sea de cápsula (de cápsula sideral que ha viajado de planeta en planeta, piensas)? en el mejor de los casos? porque al final tienes que conformarte con una madalena más dura que la ducha espartana de esta mañana. Y así, compartiendo pasta de dientes con tu cari para no llevar tanto equipaje que, todo hay que decirlo, siempre deja el tubo estrujado y a ti te da coraje, salís toalla en ristre a comprar la prensa, la revista de Masterchef, y dos tumbonas, camino de la playa, que en la foto del catálogo de la agencia estaba? (En la foto estaba. Estar, estaba. Vamos, que se veía. La playa). Y tras media hora de caminata (bueno cari, así hacemos un poco de ejercicio?) entran miles de granos de arena en tus chanclas, y como hace un poquito de brisa, dicen? se te pega la arena en la cara fruto del sudor del "paseíto"? ¡y de la brisa! Buscas hueco sin pegarte con nadie. Extiendes tu tumbona lo más recogidita posible para no ponerte encima del pie del vecino de al lado, de enfrente, de atrás, y del perrito de los del otro lado que te mira con cara de pocos amigos. Por fin te tumbas, pensando que al final, a pesar de todo, se está tan a gusto de vacaciones. Miras unos wasap, con los selfies de las vacaciones de todos tus amigos en los conciertos, con las birras, con platos con cuatro trocitos muy colocaditos y con unos churretones de diversas salsas de colores que quedan muy monas: lo llaman "experiencia culinaria". Extiendes el periódico, que hace vela con la "brisita" del mar y no hay quien lo lea? ("ya te dije cari que mejor el digital", "perdona, ya te dije, cari, que aquí no hay suficiente cobertura y se te queda colgado"). Así que decides ver la revista para saber cómo se hace esa receta que tan bien le salió al del programa, y cuando la tienes bien doblada por la página para que no se la lleve la "brisita" y estás tan a gusto en la tumbona, oyes una voz, que te dice: "cari, ¿me das cremita por la espalda?". Así que te levantas de la tumbona, y te pones a dar cremita, sin pisar a nadie, primero por las orejas, que se te pelaron el año pasado, cari, y luego por la espalda? con la brisita, que trae arena? Y dice tu cari: ay, cari, ¡que me raspas!? y tu respondes: así es como un peeling, amor, te renueva la piel? Y te juras que el año que viene te vas a la sierra, ¡aunque sea a la casa de tus suegros!

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