OPINIóN
Actualizado 31/08/2018
Montse Vicente

Estamos entrando en año electoral y hay que empezar a moverse si queremos que el panorama político cambie, incluido el nacional, que vendrá inmediatamente después, si no antes.

De hecho los partidos tradicionales y algunos lobbys ya han empezado a mover ficha y contactos aprovechando las fiestas patronales de cada pueblo de Salamanca.

Y es que lo que está en juego son muchas cosas, digo, mucho dinero: Dependiendo de quién gobierne la Diputación, se llevarán a cabo unos proyectos u otros. Y como la Diputación maneja mucha pasta, dependiendo de quién gobierne, se podrá distraer una parte a según qué bolsillos. Y el gobierno de la Diputación se construye diputado a diputado, y cada diputado o diputada se construye voto a voto, hasta de los lugares más recónditos de la provincia.

O sea, que el "disputado voto del señor Cayo" tiene más validez que nunca, porque aunque lo que se va a votar en 2019 es el Alcalde o Alcaldesa de cada pueblo, esa persona a la que "conocemos desde que nació" y que sabemos que va a gestionar el pueblo de esta manera o de aquella, independientemente de las siglas por las que se presente este año, el hecho es que los votos recibidos por cada formación política se suman a los de los pueblos de alrededor, dando lugar a que salgan más diputados provinciales de un color o del otro.

Y eso es importante, porque esta provincia, además de los problemas particulares de cada pueblo, o de cada comarca, o de cada partido judicial, también tiene problemas que son comunes a toda la provincia, como por ejemplo la despoblación. Tanto la capital como la provincia, está perdiendo población a pasos agigantados. Y además está perdiendo población joven, con lo cual, cada vez tenemos menos gente y más envejecida. En unos años, en toda Castilla y León va a ser difícil ver a niños por las calles. Y al PP y al PSOE y a C`s no parece importarles lo más mínimo.

Otro problema bastante común es el caciquismo, tanto de un alcalde o alcaldesa en particular, como del sistema clientelar que rige en la Diputación desde que yo tengo memoria, o sea, si el alcalde de tu pueblo se ha presentado por el mismo partido que gobierna la Diputación, tienes muchas más posibilidades de que te arreglen la carretera o te construyan un polideportivo, que si se ha presentado por cualquier otro partido.

Y luego está el problema de la mina de uranio, que no es solo el problema de los 3 o 4 pueblos de la zona, sino que la contaminación va a afectar a la mayor parte de la provincia, por la contaminación de las aguas y de lo que allí se cultive y de los animales que allí se críen para el consumo de carne.

Y según parece la empresa, Berkeley, ya está comprando voluntades en forma de candidaturas a alcaldías de la zona, prometiendo el oro y el moro, será por dinero...

Así que si la ciudadanía quiere que se tengan en cuenta los intereses de la gente de a pie en vez de los de los amiguetes o los de empresas australianas sin una pizca de escrúpulos, más nos vale que empecemos a organizarnos al margen de los partidos, al menos de los que han manejado el cotarro por la zona, porque el PP, ya se sabe, a favor de las empresas, sean cuales sean y tengan los objetivos que tengan, y los del PSOE, ya se sabe también: donde ahora dicen digo, dentro de un rato dirán diego. De hecho, el diputado de la zona se ha manifestado en más de una ocasión en contra de la mina, mientras ha hecho la vista gorda ante los acuerdos suscritos entre los alcaldes de su partido y la susodicha empresa.

Toca hacer candidaturas del tipo Ganemos Salamanca, donde las decisiones las tomamos entre todas y todos, donde los únicos intereses que se tienen en cuenta son los de la gente común, donde la transparencia es la base sobre la que construir todo lo demás, impidiendo o al menos dificultando mucho, cualquier intento de corrupción.

Pero debemos buscar un paraguas que nos ampare a todas para que hasta el voto más recóndito sume para conseguir diputados y diputadas que pongan freno a los desmanes que ha habido hasta ahora.

Estos 3 últimos años nos han demostrado que sí se pueden hacer las cosas de otra manera. Ha entrado aire fresco en la Diputación y se ha notado en la transparencia en las contrataciones y en la información que ha trascendido a la ciudadanía, y en alguna cosilla más. Y eso, desde una oposición reducida al mínimo, imaginaros qué podríamos hacer si gobernáramos.

Lo único que necesitamos es un nombre común para todos y cada uno de los municipios y la adhesión a un manifiesto provincial con las reglas mínimas: transparencia, participación, lucha contra la corrupción, igualdad... Y lo demás, cada candidatura lo debe gestionar a su manera, porque cada pueblo es distinto al de al lado, y no hablemos de las diferencias que hay entre un pueblo de la sierra y uno de la llanura.

Así que, ¡gente!, a espabilar, que ya vamos tarde

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