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Actualizado 29/08/2018
Marco Antonio Hierro

AESLUX asegura que pesa al precio elevado de estas bombillas, el importe es amortizable a corto plazo, su vida útil aumenta hasta los 10 años y tienen una rápida respuesta al encendido o la regulación que admiten

Familias y empresas salmantinas dicen adiós definitivamente a las bombillas halógenas. Tras un periodo de transición de dos años, la Unión Europea ha establecido el fin definitivo de estos componentes para el uno de septiembre. Un cambio que llevará consigo la consolidación del LED en España, ya de por sí muy implantada respecto al resto del continente.

"La Unión Europea había establecido dos años para encontrar una alternativa a la tecnología halógena, ya que el LED no estaba lo suficientemente desarrollado. Actualmente, el cambio es tan visible en España que es uno de los tres países europeos con un mayor porcentaje de utilización con Francia y el Reino Unido", explica José Luis Sánchez Iglesias, presidente de la Asociación de Empresarios Salmantinos de Instaladores Electricistas y de Telecomunicaciones (AESLUX).

Desde el uno de septiembre, estarán prohibidas bombillas tan comunes como las E14 o las E27 en sus modalidades de alto consumo F y G, mientras que se mantendrán en el mercado aquellas con calificación energética A y B.

Ante esta nueva realidad, el representante de la asociación integrada en CONFAES recuerda que el cambio del halógeno al LED supondrá un ahorro de más de 350 euros para una pequeña y mediana empresa con 20 luminarias. "Es evidente la diferencia. En una bombilla de 450 lúmenes de brillo, una bombilla incandescente consumía alrededor de 40 vatios, una halógena 30; mientras que una LED está cercana a los 6", recuerda Sánchez Iglesias.

Múltiples ventajas

El presidente de la asociación AESLUX ha confirmado que Salamana es una de las provincias con un mayor uso del LED, gracias a sus versátiles características.

"Además de un ahorro energético que he desarrollado anteriormente, también es importante recordar que la vida útil aumenta hasta los 10 años o más de 30.000 horas. Otras ventajas son la rápida respuesta al encendido o la regulación que admiten, tanto en intensidad como en tonalidad", detalla.

El único inconveniente continúa siendo su precio más elevado. Un importe que es amortizable en un corto periodo de tiempo comparado con su vida útil. "Pese a que el precio ha ido reduciéndose a la mitad desde 2016, las bombillas LED continúan siendo más caras que las tradicionales. Sin embargo, el importe se amortiza en uno o dos años, dependiendo del uso final. Si tenemos en cuenta que su vida total alcanza la década, ocho o nueve años de ahorro merecen la pena".

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