Era al atardecer paseando monte,
mezclados los rojos del poniente,
sus sombras caladas en mi mente,
y viendo tormentoso el horizonte.
Mueve el viento tu linda cabellera,
voy sintiendo su aroma con la brisa,
y percibo en tu pupila una sonrisa,
para sentir tu rubor, voy a tu vera.
Luce tu figura en el jardín frondoso,
entre el verde césped bien cuidado,
yo lo miro y me quedo embe
lesado,
pues todo me parece muy hermoso.
Hoy te he sentido muy emocionada,
pues algo llenó tu corazón, tu alma,
puede que sea una infantil sonrisa,
te estremeces dirigiendo tu mirada.
Luego miro la Luna que se asoma,
para regar de reflejos tu hermosura,
al adivinar entre tus ojos la dulzura,
y más siento que mi corazón te ama.
Andrés Barés Calama