OPINIóN
Actualizado 03/08/2018
Aída Acosta Alfonso

Todos sabemos que la cultura actual, salvo el caso de algunas tribus, se caracteriza, entre otras cosas, por la comunicación: los móviles, los ordenadores y otra serie inacabable de artilugios nos permiten, por diversos medios, entrar en contacto inmediato con numerosas personas a través de palabras, escritos e imágenes. Incluso los púberes y adolescentes y muchas personas viejas lo hacen con soltura. También nos entretienen y se comunican con nosotros por emisoras y televisiones interactivas.

Por otra parte, somos conscientes que nunca ha habido tantas personas que sufran de soledad y que, incluso mueran solas, permaneciendo días, semanas o meses sin que nadie les eche de menos.

Numerosos menores y personas viejas sufren de soledad; y no son pocos los adultos que les sucede otro tanto, por diferentes razones. En Gran Bretaña han creado un Ministerio para afrontar este problema. Y esto es solo en comienzo de lo que puede llegar a pasar.

Quienes venimos escribiendo hace años sobre el problema de la soledad, nos alegramos de que este problema sea reconocido; este es el primer paso personal, familiar y social.

La soledad es distinta al hecho de querer estar o vivir solo, porque supone siempre una carencia de contactos y vinculaciones que son deseados y necesitados para sentirse biren.

Hay tres grandes tipos de soledad: (a) La soledad emocional que es la carencia de figuras de apego que nos son incondicionales, nos dan afecto y seguridad; y nos cuidan si les necesitamos. Es la forma más grave. Nos sentimos abandonados, sin apoyo y, sin cuidados, que estén motivados por la vinculación afectiva (aunque haya profesionales que nos cuiden, por ejemplo) de tipo familiar o de pareja. (b) La soledad social. Es la carencia de una red de apoyo social formada por amigos, compañeros de trabajo, vecinos, miembros de asociaciones, etc. Esta soledad social hace que nos sintamos solos y marginados de la comunidad, aburridos, etc. (c) La soledad sexual y amorosa o carencia de persona a quien acariciar y que nos acaricie, la amemos y nos ame, compartiendo la intimidad sexual y afectiva.

¿Sufre usted de alguno o varios tipos de soledad?, ¿Cuál es en su caso la causa?, ¿Puede hacer algo si se siente demasiado solo o sala o sabe como pedir ayuda?.

Las causas son muchas y complejas: ausencia o fracaso de la red familiar, emigración del lugar de origen o del mundo rural al urbano, movilidad laboral, anonimato o mero trato formal con vecinos, dificultades de tiempo o económicas para hacer unas vida social, pocas o inadecuadas asociaciones sociales, crisis te las relaciones familiares y de pareja, el ocio ruidoso o de grandes masas deportivas, macroconciertos, etc. Todo ello en una sociedad en la que todos deseamos ser cuidados, pero no estamos muy dispuestos a cuidar.

Vivimos en un supuesto progreso tecnológico continuo que podría ayudarnos a vivir mejor, pero será bueno que pensemos si usamos bien estos avances, cada uno de nosotros, nuestros hijos y la sociedad en general.

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