Ese tipo vivía en España y tendría que ser juzgado por las leyes españolas. Se les preguntó a unos jueces de Schleswig simplemente si lo entregaban o no, pero decidieron juzgarlos ellos mismos según sus leyes, decir ellos mismos de qué era culpable o no. Esos jueces cerca del Báltico que no sabían lo que pasó, que juzgaban según sus conceptos alemanes, tenían que decidir lo que se hacía en España.
Se supone que somos un club de países, que todos son democráticos y tienen garantías judiciales, que ninguno es una dictadura arbitraria. Que unos países confían en los otros, que se han unido después de un proceso larguísimo de indagaciones y de comprobaciones. Y resulta que no, que cada uno se sigue creyendo más listo que el otro.
Quieren hacer como en Yugoslavia, no les importa que se desmembre un país, que unos ciudadanos se llamen extranjeros unos a otros, que se levanten fronteras, que se hagan limpiezas étnicas aunque solo sea en el papel. Alemania se apresuró a reconocer a Croacia, y más tarde a Eslovenia, qué más les daba a ellos. Tal vez les parecía mejor un montón de naciones enfrentadas unas a otras que un gran país donde todos llegaban en tren a todas partes, donde todos estudiaban donde querían.
Les da igual, mientras no les ocurra a ellos. Yo animaría a que Sajonia convocara un referéndum unilateral de independencia, a que Sajonia declare unilateralmente la independencia. Al fin y al cabo de Sajonia era Augusto el Fuerte y seguro que en Sajonia son más listos que en Baviera.
Se meten en clasificaciones, en casillas jurídicas. Es como si un tipo robara manzanas pero solo estuviera codificado el robar peras o higos. Pero declarar ellos solos la secesión de una parte de un país es delito en Singapur, en Estados Unidos y en la Luna.