Mucha gente busca la inspiración en los lugares más recónditos. Sin embargo, la inspiración no se busca sino que, si quiere, te encuentra. Y puede encontrarte en el momento más inesperado. A mí me ha encontrado de forma fortuita en muchos momentos y lugares: en una montaña de A Coruña, en un pequeño balcón de Tarragona, conduciendo hacia Jerez de la Frontera, y en muchos faros y playas.
La suerte es poder retener ese momento en la memoria para recordarlo cuando me pongo a escribir, de ese modo, percibo de nuevo los olores y las temperaturas para plasmar en la canción esos matices que ya viví. Es como capturar el paisaje en una fotografía, con la diferencia de volver a vivirlo en movimiento, de sentir la brisa y de notar los mismos latidos del corazón.
Cuando la inspiración llama a mi puerta la dejo entrar sin prisa, sabiendo que, quizá, todo lo que me dice no es todo lo que me quiere decir, sino que tengo que buscar entre las palabras y las historias.
Dame un segundo más de ese cálido aliento y seguiré sintiéndome vivo.