El evangelio de hoy nos habla de fe. El cristiano tiene que ser la luz del mundo y persona de fe. Mas no siempre esa luz y buenas obras llegan a todos (Mt 5,14-16).
Gandhi permaneció hindú hasta el final de su vida. Sentía una gran admiración por Cristo, pero nunca dio el paso final para hacerse cristiano. El mismo que en sus días de estudiante se impresionó mucho al leer los evangelios, y que pensó seriamente en bautizarse y ser miembro de una iglesia cristiana. Pensaba que en el cristianismo estaba la solución a los prejuicios raciales y a las diferencias de castas que afectan a la India y al África del Sur.
Un domingo por la mañana, Gandhi fue a una iglesia cristiana que estaba cerca, y tenía el propósito de hablar con el pastor al terminar el culto, para hacerse cristiano. Cuando entró en el templo, la comisión de recepción se negó a proporcionarle un asiento, y le sugirió que fuera a una iglesia de los negros. Gandhi salió de aquel templo para no volver más. "Si también los cristianos tienen diferencias de clase", pensó, "permaneceré siendo hindú, y desde allí atacaré el mal".
Por el comportamiento de muchos cristianos, sus gestos y palabras, muchas personas no se hacen cristianos y no quieren oír hablar de Dios. El Dios de los cristianos les traen malos recuerdos.
Durante una de las batallas que libró Alejandro Magno, le comunicaron que un miembro de su tropa se había comportado cobardemente, por lo que ordenó que el soldado fuese traído ante él. Estando frente al general, éste le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?".
El soldado con cara de vergüenza respondió: "igual que usted señor: Alejandro".
Entonces le dijo el General: "o bien cambias tu nombre o cambias tu conducta".
Muchos de nosotros cristianos tendríamos que ver cómo es nuestra fe, pues si no se adecua según la vida, tendríamos que cambiar de nombre o de conducta.