Auguramos que sigan celebrándose estas manifestaciones artísticas de luz, arte y sonido, a lo largo de los próximos años
Hoy toca hablar del acontecimiento cultural del que hemos tenido la suerte de gozar en los días pasados. Se trata ya de la tercera edición de la fiesta de LUZ y Vanguardias. El juego con la luz, el color, la música y ciertos edificios del entorno, se ha dado ya en varios lugares y países europeos. Pero en Salamanca se ha tenido la "ocurrencia" de convertir esa expresión de luces, sombras y música en diferentes proyectos creativos, incluso con dimensión de concurso, que estimula a los creadores participantes. En nuestra ciudad tenemos la suerte, además, de gozar de la hermosura de grandes edificios históricos, que se prestan especialmente a la creatividad de los participantes en este foro de encuentro entre creadores y espectadores que asisten al espectáculo.
El festival ha durado cuatro días, de jueves a domingo, y en ellos se han ido repitiendo, uno tras otro, los mismos pases en cada sección: Plaza Mayor, torre del Palacio de Monterrey que participa por primera vez, fachada lateral de la Casa de las Conchas, fachada del edificio histórico de la Universidad, la Catedral Nueva vista desde la perspectiva de la Plaza de Anaya y la portada de la iglesia de San Esteban, de los padres dominicos. Quizá sea esta última la menos llamativa de las experiencias propuestas, aunque no carecía de originalidad.
Las aportaciones presentadas a concurso tuvieron lugar en el espacio excelente de nuestra Plaza Mayor, concretamente en la fachada del ayuntamiento. Espectáculos diversos, creativos, maravillosos. En total de una duración de más de una hora. La mayoría con técnicas y bandas sonoras similares, pero algunos presentando verdadera originalidad. De los espectadores, hubo quien aguantó la mayoría de las presentaciones. E incluso algunos pasaron por los demás centros de proyección y regresaron a la plaza para seguir contemplando las ilusiones lumínico-pictóricas.
Aparte de las propuestas a concurso ofrecidas en la plaza mayor, participaban cuatro artistas invitados, los que pasaron sus creaciones en el Palacio de Monterrey, en la fachada de la Universidad de Salamanca, en la Catedral Nueva y en el Convento de San Esteban.
En la fachada de las Conchas se presentaban producciones de estudiantes de diversas facultades universitarias, ofreciendo generalmente problemas de actualidad y haciéndolo, como corresponde a gente joven, en forma de denuncia.
A los 800 años de la creación de la Universidad de Salamanca hicieron referencia, algunas de forma bien original y sugerente, las propuestas presentadas. Era lo normal en estas proximidades de las celebraciones centenarias de la Universidad.
La presentación que sobresalió por encima de todas, muy ponderada por todos los que la contemplaron, fue la de la fachada norte de la Catedral Nueva, vista en perspectiva desde la Plaza de Anaya. Era toda una sucesión en continuo cambio de letras y de algunos signos religiosos, que cubrían toda la superficie de la fachada, desde las torres, las cúpulas y pináculos, hasta las superficies inferiores. Una sugerente forma de aludir a la corriente continua de saber y de espíritu religioso que ha recorrido la historia de la Universidad de Salamanca, desde el principio hasta muy recientemente, ligada a la magna catedral salmantina. Por proyecciones de este tipo merece la pena que se haya celebrado este año la fiesta de Luz y Vanguardias.
Auguramos que sigan celebrándose estas manifestaciones artísticas de luz, arte y sonido, a lo largo de los próximos años. Alabanzas a la eficaz y necesaria colaboración de Iberdrola, que ha patrocinado y financiado, al menos en parte, este magnífico acontecimiento.