No sé de quién es la frase pero me encanta: "El futbol es lo más importante de lo menos importante".
Me pongo a escribir antes del segundo partido de España, aprovechando que para mucha gente, mis dos selecciones, España y México, son de las que mejor han jugado, con todo y que el líder de mi equipo fue jugador destacadísimo en la primera jornada; por si fuera poco, ahí está los dos equipos de Salamanca peleando el ascenso a Segunda B.
Por eso, aprovecho, que esto de disfrutar, como dicen, va por barrios? y por rachas. Ayer, por ejemplo (escribo el lunes), en México se celebraba el Día del Padre (tercer domingo de junio); es costumbre salir a desayunar y, como el México-Alemania era a las 10 de aquí, los restaurantes estaban llenos de gente con la playera verde (la camiseta del Tri, que es como aquí se suele hacer referencia a la selección).
Por supuesto que grité el gol de México como el de mi tocayo que nos puso por delante en el partido de Portugal; por supuesto que me angustié al final, cuando Alemania, algo fundida, no dejaba de ser Alemania; como me cambió la cara con el golazo de Cristiano Ronaldo el viernes.
Porque el fútbol, aquí futbol, es como dicen por ahí, lo más importante de lo menos importante; porque creo que ver jugar bien a España, aunque empatara, nos puso contentos; como ver jugar bien, y ganar, a México, significó un Día del Padre en el que estoy seguro que se discutió menos de política, a menos de dos semanas de unas elecciones que están significando encono, enfrentamiento visceral donde antes había desencuentro; ese enfrentamiento, esa división, que cada vez estoy más convencido de que es lo que buscan los populismos actuales, de izquierda y de derecha, ayer, aquí, fue vencido por lo más popular, que no populista.
Yo, por lo pronto, estoy más o menos tranquilo porque, de enfrentarse, sería hasta semifinales? y eso nos pondría contentos a todos.
¡Viva España y aúpa México!
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