"Duele como mujer, duele como ser humano, y hoy solo puedo pensar en ella. En esa víctima que solo puede maldecir más si cabe su suerte, su mala suerte, la que le llevó a cruzarse con estos cinco individuos que esa fatídica noche le destrozaron la vida"
En España gozamos de un Estado de Derecho en el que los poderes están claramente separados y diferenciados. Los jueces son independientes y toman a diario decisiones que se pueden compartir o no, pero que en cualquier caso hay que respetar. Hoy respeto la decisión de la Audiencia Provincial de Navarra que ha decretado la libertad provisional bajo fianza de 6.000 euros para los cinco integrantes de La Manada, mientras se resuelven sus recursos a la condena de nueve años de cárcel por un delito de abusos sexuales en los Sanfermines de 2016.
Respeto, pero duele. Duele como mujer, duele como ser humano, y hoy solo puedo pensar en ella. En esa víctima que hoy solo puede maldecir más si cabe su suerte, su mala suerte, la que le llevó a cruzarse con estos cinco individuos que esa fatídica noche le destrozaron la vida.
Duele pensar en ese vacío interior al verte con 18 años en un portal sola, desnuda, borracha, herida. Duele la noticia de hoy y quema por dentro porque esa mujer tuvo el valor de denunciar, de seguir, de enfrentarse a la realidad, de llorar, de ver cómo le ponían un detective para denunciar después su aparente normalidad; duele pensar lo que tuvo que sentir cuando tuvo que escuchar a un juez decir que ese día no sintió dolor; duele haber visto por las televisiones de forma reiterada al abogado de esa manada de enfermos justificándolos; dolieron los 9 años de sentencia y duele hoy la libertad.
Como mujer, respeto, pero el dolor puede más.