En los círculos intelectualoides siempre se habla del fútbol como uno de los opios del pueblo. Se describe como pan y circo de los romanos. Pero hay más y no todo es malo, no todo puede ser cruda realidad. Estos partidos de selección también pueden propiciar convivencias buenas. El mundial que ganamos lo viví en Tarfaya en Marruecos con los chicos de Santiago Uno pero sin mis hijas, este quizá lo vuelva a vivir con mis hijas, mi mujer y los chicos de Santiago Uno.
Yo que soy más de baloncesto y me molesta el todo fútbol, tengo la experiencia que la afición al fútbol ha ayudado a más de un chico a su integración social. También he visto que alternativas que usamos de circo o break dance lleguen a pocos e incluso esos profesores tampoco atraigan o motiven a chicos de exclusión, e incluso como otros profesores de la ESO o Bachillerato culpen a los chicos sin que ellos se sientan al menos corresponsables.
No es oro todo lo que reluce y todos tenemos luces y sombras, evidentemente doy muchas clases malas y espero que también otras buenas. Pero dejemos de ser tan exquisitos y aprendamos a sacar lo positivo y disfrutar de distintas actividades como en este caso el mundial. Por cierto un gran primer partido que invita a ser optimistas.
Respecto al nuevo gobierno a parte del espectáculo del tal Maxìm Huertas, desde luego lo más importante es lo del Aquarius.
Era obligado dar una respuesta sin excusas ante estas situaciones humanitarias que se están dando. Ha sido un decisión valiente, desde luego para aplaudir pero no garantiza una situación de justicia ante todos los refugiados e inmigrantes que llegan a Europa.
Los políticos de uno y otro partido son capaces de quedarse en el postureo. Estoy de acuerdo con esta decisión. Pero ahora hay que seguir dando pasos para que no se necesiten pateras y donde no se venda armamento a gobiernos que someten al pueblo a vivir en la pobreza. Tenemos que posicionarnos en ser lo menos cómplices posible de la diferencia de oportunidades dependiendo de dónde nazcas.
Antes de lo del Aquarius ya desaparecían en Europa unos diez mil niños no acompañados al año, y no salía en la televisión de gran difusión. Nunca me han gustado los fuegos artificiales, soy más de pequeñas hogueras.
Soy persona de quitar fronteras y sin embargo las busco para aprender, para avanzar. El jueves catorce explicábamos a los chicos de Santiago Uno y a los que se acercaron el valor de una ribera del Tormes por su biodiversidad, un bosque de galería que permite descansar a las aves migratorias y nos sirve de ejemplo de la Naturaleza.
Limpiamos lo que pudimos de plásticos y nos asociamos al proyecto libera de basuraleza , para también aquí aportar nuestro granito de arena. Después de navegar en piragua por el río lanzamos nuestros barcos de fuego al río, para simbolizar un seguir navegando incluso con fuego en las entrañas y sin avisar a periodistas, que no dieron nuestra dirección, y el eco de este viaje fue el sonido de las olas.