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Casi mil personas han llegado en patera a las costas andaluzas en los dos últimos días. Estábamos todos mirando a Valencia, al Aquarius, y no nos hemos fijado en ellas.
Dice Emilio, el camarero, que lo del barco italiano (como si el Aquarius fuese un "barco italiano") va a traer cola. Que va a servir para que todo el mundo quiera venir a España.
Le digo yo, que estoy seguro de que preferirían quedarse en sus países si no hubiese guerra, ni hambre. Y que con lo que nos llevamos "los civilizados" de sus recursos, tendrían para llevar una vida digna, sin ver morir a los suyos a su lado.
Me dice Emilio que soy un iluso. Yo pienso que él es un canalla, y un hipócrita, que les dejaría morir porque no nacieron en esta tierra.
Malditas fronteras. Maldito concepto de patria, que se vuelve siempre contra los otros (y algunas veces, contra nosotros). Y maldito tanto Emilio como pulula por estas ciudades nuestras.