"Esto ya se nos ha ido de las manos. Estamos siendo gilipollas incluso por encima de nuestras posibilidades" (Arturo Pérez-Reverte, en Twitter).
I Significativa conversación guasapeña (algo arreglada, para que no me reclamen)
Amigo que pregunta: Mi querido Nacho ¿qué opinas?
https://www.nytimes.com/es/2018/05/12/opinion-stavans-signo-exclamacion-espanol/
Nacho Martín, o sea yo: Opino que ese señor, de quien tengo referencia desde que vine a México, saca de vez en cuando temas así, a ver si alguno pega, se monta bronca y alguien lo pela... ¿Qué te digo? Una vez más, que, aunque las normas pueden ser cuestionables, cabe señalar que las que tiene nuestro idioma son por consenso... de gente, en general, bastante preparada; y resulta que este tipo quiere imponer la suya... Muy en consonancia con los tiempos
Nacho Martín, insistente: Así amanezco yo los domingos (recurso literario para indicar cuándo tuvo lugar la plática mensajístico-epistolar.
Amigo que preguntó: ¡Jajaja, ok! Independientemente de eso, ¿las normas no se van modificando por el uso y costumbre a través del tiempo?
Nacho Martín, mismo modo, mayor insistencia: Sí, claro, aunque, por cierto, volviendo al artículo, te diré que, al igual que las odiadas tildes, los dos signos nos dan una ventaja, sobre todo al leer en voz alta; sabemos siempre cuándo empieza la pregunta o la exclamación... Así dicho puede parecer una tontería, pero ante frases largas... claro que ayuda.
Nacho Martín, en modo si-ya-saben-cómo-soy-pa-qué-me-invitan, o sea, que me seguí: De hecho, las academias (que no es una) lo que hacen es registrar lo que los hablantes hacemos, ver de dónde viene y explicárnoslo (eso es la norma); si todos "nos empeñamos" en algo, eso terminará siendo uso y luego norma... Por eso, este señor, y tantos otros, y señoras, en realidad plantean sus ideas jugando al sofista, dando a entender que la que quiere imponer es la Academia o los puristas (que, en general, no somos ni puristas ni influencers).
II¡Ay, INE!
Había leído, oído y escuchado accesar, aperturar (sic, sic), entre otras lindezas; ya me cansé de explicar el asunto del "se los dije" o el del "hubieron muchos problemas" (sic y recontrasic); pero, hombre -y mujer, y quimera, y pansexual-, el leísmo no había salido de Castilla y anexas?
Sin embargo, después de más de quinientos años aguantándolo allá, llegó el INE, a lomos de su yegua-corcel "Incluyente lenguaje".
Por eso, cuando leí lo que ven acá arriba, hice a un lado la mayusculitis, tan querida por tantas instituciones de acá, allá, acullá y otros lares y solo pude exclamar: ¡acabáramos!
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