OPINIóN
Actualizado 10/06/2018
Fernando Saldaña

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Dice Emilio, el camarero, que con los independentistas no se habla.

Le digo yo que, hombre, mejor hablar que pegar.

Responde que no, que con un perro no se dialoga, que se le educa, y, si tiene que ser a base de palos, pues a base de palos.

Le digo que ha perdido el norte, pero en realidad quiero decir que ha perdido la inteligencia. Pero no lo comento. Seguro que por llevarme la contraria, me diría que no, que él nunca tuvo inteligencia

Por fin estaríamos de acuerdo en algo.

Sin palabras, no se avanza. Sin diálogo, se estancan las posiciones. Sin escuchar al adversario, tus pensamientos se adueñan de tu cerebro y la ideología se convierte en dictadora.

Ahora hay que escuchar lo que tienen que decir los unos y lo que responden los otros.

De momento, el paso me parece acertado.

Emilio, modorro como es, dejó la conversación hace rato. Cuando no le gusta lo que le dices, siempre tiene una bandeja que cambiar de sitio, o un vaso que mover de estante.

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