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Llevaba tiempo sin entrar en el bar de Emilio. Entre que discutíamos más de lo que hablábamos, y que he andado en mis meses fuertes de trabajo, no sacaba tiempo ni ganas para ir a las tertulias tabernarias.
¡Qué poco han cambiado las cosas!
Nada más llegar, me espetó eso de que la moción de censura es antidemocrática (como si no estuviese santificada en la carta magna) y eso otro de que un Presidente es el que elige el pueblo y no el que nombran los diputados (como si a Rajoy le hubiesen investido los barrenderos y no sus señorías en el Congreso).
Después, habló de que el PP no ha sido juzgado ni condenado, repitiendo los absurdos argumentos del PP y de la prensa. Como si no supiésemos leer, cuando de sentencias se trata.
Pero lo que más me llamó la atención, fue eso que ya he escuchado más veces. "¡Yo escojo quién me roba! Y prefiero que me robe alguien honrado a que me robe un comunista".
Se me saltó la risa. Primero, porque no entiendo que alguien que nos roba (desde la política) pueda ser honrado. Segundo, porque, sencillamente, yo no quiero que me roben: ni los de derechas, ni los comunistas. Con la salvedad de que los comunistas, hoy por hoy, no nos han robado desde el gobierno. Quizás porque no han gobernado, qué se yo. Lo cierto es que pienso que escoger entre quién me está robando y quién no lo ha hecho, me deja poco espacio para la duda.
En fin, que a gusto de volver a ver a los amigos, y cansado de los argumentos machacones de una derecha rancia y enrabietada, que no sabe cómo justificar lo indefendible.