OPINIóN
Actualizado 29/05/2018
Toño Blázquez

Quizá han pasado veinte o veintidós años. Los Conciertos de Fonseca. Era verano; siempre se llenaban. Y aquella noche yo iba a ver a una artista que me llamaba la atención por su dulzura de voz, por su elegancia en escena, su porte señorial y el equilibro del timbre de su garganta, modulada, sentimental, siempre galante, con la temática mentirosilla y melosa del bolero por bandera. María Dolores Pradera me gusta?y yo era un treinteañero?, cuarentón?...ni me acuerdo. A mi suegra también le encantaba, cosa que debiera parecer más sensata.

Aquel día, en Fonseca, nos ofreció un concierto típico suyo (con sus Gemelos-banderilleros en su punto de coción), de los que imprimen memoria en quienes lo vivimos in situ. María Dolores Pradera ha muerto pasados los 90 años. Y para allá que se lleva el rosario de su madre. El rosario de la madre de esta mujer y el carro de Manolo Escobar son asuntos de Estado ya, memoria colectiva de la España en sus copleríos.

Yo estaba entre aquel público aquel día. Momentos felices que regaló su voz. Yo estaba entre aquella multitud. Hoy recuerdo con nostalgia ese privilegio y le doy un beso de despedida señora. Usted y yo?amarraditos. Fina estampa.

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