OPINIóN
Actualizado 27/05/2018
Juan Carlos López / Alberto Arroyo

Sin duda, la sentencia del caso Gürtel ha convulsionado estos días la política española. Y es que poco le ha durado al Gobierno de Rajoy la alegría de ver que sus Presupuestos saldrán adelante gracias, principalmente, al voto favorable de Ciudadanos (C's) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV).

El jueves, la sentencia judicial dejaba poco lugar a dudas y suponía un jarro de agua fría (o de realidad) para el partido en el Gobierno. Así, el PP ha sido condenado por beneficiarse de una contabilidad paralela a la oficial, en la que se obtenían recursos para el partido mediante prácticas corruptas, con mordidas de las que se ha estado beneficiando desde 1989 el propio PP e importantes personalidades del mismo o relacionadas con este partido.

En este sentido, el desvío de dinero público para beneficio del PP y su entorno, recuerda sobremanera a lo ocurrido en Cataluña con los Pujol y el 3%, o en el caso de la Junta de Andalucía y el caso de los ERE. Cortijos donde se ha enquistado una mafia política que ha 'secuestrado' las instituciones para beneficio propio.

En el caso Gürtel, la cosa no se ha quedado en los nombres más mediáticos a nivel nacional (llámense Bárcenas, Correa, Mato, López Viejo, Crespo, etc.) sino que también han salpicado a quien fuera vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Jesús Merino, a quien se le ha condenado a 3 años de cárcel por cobrar comisiones por adjudicaciones en la Comunidad autónoma de Castilla y León.

Y es que, sin duda, ha sido una semana judicialmente dura para el PP (en el que por supuesto no ha dimitido nadie de su plana mayor), pues la sentencia de Gürtel se ha dado la misma semana en que, quien fuera ministro de Aznar, Eduardo Zaplana, ha sido detenido por blanqueo de capitales y cohecho.

Curiosamente, el caso Zaplana a quien puede acabar afectando más es a Ciudadanos (C's), dado que en la Comunidad Valenciana, la formación de Albert Rivera se ha nutrido también de personas procedentes del entorno de Zaplana, entre los que destaca Edmigio Tormo, que actualmente es diputado autonómico de C's en las Cortes Valencianas.

En todo caso, la sentencia de Gürtel no va a ser el último capítulo de la corrupción en este país, pero sí supone un antes y un después en la medida en que el tribunal ha condenado en la sentencia dictada al partido que gobierna actualmente España, yendo más allá de condenar a unos u otros personajes.

Es decir, la justicia considera probado que el partido que gobierna España (y la Junta y la Diputación, dicho sea de paso) se ha lucrado con prácticas corruptas que dejan flotando en el aire un cierto aroma de mafia, de caciquismo y redes clientelares en que se beneficia a los amiguetes con el dinero de todos.

Es de suponer que, con la que le está cayendo, el PP busque ahora envolverse más si cabe en la bandera española para intentar tapar sus vergüenzas y malas prácticas, como se envolvió Convergència en la senyera tras el caso Banca Catalana o el 3%, o como ha tendido a envolverse el PSOE andaluz en la verdiblanca tras los ERE.

Y es que es una verdadera pena que a este país solo intenten seducirle para después saquearlo. Claro que, habría que analizar si no es en cierto modo cómplice un pueblo que sigue confiando sus destinos en quienes han demostrado más de una vez que no hacen ascos a prácticas corruptas y mafiosas.

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