OPINIóN
Actualizado 24/05/2018
Luis Castro Berrojo

Madness, in great ones, must not unwatched go

(Shakespeare)

¿Cuál será el próximo estropicio de Trump? Suscita la angustia del que está jugando a la ruleta rusa en la cabeza de otros? sin haber olvidado sacar la bala, como hace Denzel Washington a escondidas en la película sobre Malcolm X. Que se rodee de halcones como Bolton, Pompeo o la torturadora Gina Hespel (significativamente votada por el Senado) es como si fuera tomando posiciones para un asalto ¿a qué, a quién, dónde? La amenaza de represalias a países que mantengan relaciones comerciales con Irán y no apoyen su ultimátum es difícil de entender y de aceptar, lo mismo que su política de aranceles. Son medidas que no benefician a nadie, ni al que las toma, y por el contrario añaden leña a varias hogueras ya muy desatadas.

Puede pensarse que la peligrosa situación actual no es muy distinta de otras anteriores, como cuando, por ejemplo, Eisenhower y alguno de sus generales sopesaron usar la bomba atómica en Corea del Norte, a un paso de China y de la Unión Soviética, o en Vietnam (Nuke them back to the Stone Age, pedía entonces el general LeMay, jefe de la aviación estratégica, refiriéndose al Vietcong. Atomizarles y dejarles en la Edad de Piedra. Este halcón, colega del Dr. Strangelove, se ofrecía voluntario para la tarea). O recordemos los años primeros de Reagan, con su letal combinación de ideas y praxis y los teleevangelistas haciéndole coro. Entre las primeras, la noción de "guerra nuclear limitada" o "de teatro" (el escenario sería Europa) y el "imperio del mal"; entre las segundas, el despliegue de euromisiles y el aumento del músculo militar, cuyo presupuesto superó el billón y medio de dólares en el cuatrienio 1981-1985. En España era la época en que los chicos del PSOE, con el "amigo alemán" llevándoles de la manita izquierda y el tío Sam de la derecha, nos iban acercando al atlantismo y a la mentalidad de Guerra fría. (Y al aumento del gasto militar. Anticomunismo no fue necesario poner: ya había aquí de sobra).

Y sin embargo, en mi opinión, la situación es hoy más peligrosa, por tres motivos:

Uno. Porque los problemas internacionales se han ido agravando, sin que, en general, se hayan tomado medidas o, si se han tomado, se hayan llevado a la práctica con eficacia bastante. Me refiero a cosas como el deterioro ecológico, el armamentismo material y mental, las desigualdades sociales y entre países, el respeto a la justicia internacional?

Dos. Porque el multilateralismo, la capacidad de controlar o, al menos, influir en estos problemas por la vía de la negociación entre países y de la intervención de instancias internacionales (la ONU y sus organizaciones, la UE) va perdiendo peso, siendo Estados Unidos la potencia más irresponsable en ese aspecto. Su secretario de Estado, Bolton, no sólo ignora a la ONU, sino que la considera por completo inútil, como inexistente.

Tres. Porque se ha ido perdiendo la sensibilidad y la capacidad de movilización ciudadana para hacer frente a esos problemas. No es cosa de entrar aquí en cómo y porqué ocurre eso. Sólo recordar qué diferente fue la reacción popular en muchos países europeos contra el despliegue de los euromisiles (que aquí coincidió con la campaña anti OTAN) o contra las guerras del golfo.

El problema no es Trump; este es solo un síntoma. Aunque siga jugando a la ruleta rusa ?y eventualmente le pase como a Dupont en Austerliz? hay tipos semejantes a su alrededor bien dispuestos a tomar su puesto si cae. Y hay una Asociación del rifle, un complejo militar industrial y un senado en la retaguardia. Y unas clases medias y obreras blancas más bien propensas a votarles.

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