OPINIóN
Actualizado 09/05/2018
Miguel Mayoral

Es fácil apuntarse a la corriente pseudoprogresista como Vargas Llosa, flamante premio Nobel, afirmando que la historia no está escrita... Pensar que las revoluciones o los acontecimientos pasan porque sí es una utopía. La historia la hacen los historia

Muchos analistas hemos pensado siempre en lo fácil que es para cualquier potencia generar corrientes de opinión. Así ha sido siempre como parte del arte de la guerrra. Si hace unos años China como vimos en 2012, fue capaz de paralizar Internet tres veces durante 15 minutos, si Rusia desde hace poco juega a meterse a manipular corrientes de opinión, campañas electorales desde la red..., porqué no podemos afirmar que cualquier otra potencia puede generar o está generando a través de Facebook, Twitter, etc perfiles falso e infiltrar convocatorias, opiniones y generar malestar o conformismo. Desde cualquier servidor se puede convocar a través de mailing convocatorias en las que el receptor piensa que son otros como él los que convocan, y no gobiernos, partidos políticos o terroristas como Daesh o Al Qaeda.

Porqué no suponer que algún movimiento integrista o corriente política está detrás de estás revueltas que aparecen por arte de magia, como si estuvieran preparadas de antemano, aquí, allá, en oriente próximo y occidente. Cualquiera puede pensar también que si estos movimientos que genera la red se uniesen acabarían por formar una potencia mundial difícil de parar. El Islam podría formar de nuevo un país desde Marruecos hasta Pakistán, pasando por Irak, Irán y Afganistán, haciendo desaparecer a Israel y plantando cara a Occidente con el potencial nuclear de Pakistán y el incipiente de Irán. La izquierda revolucionaria puede crear tendencias para destruir el mal llamado estado del bienestar en Occidente... Lo malo es que detrás de la red no hay nada. La Ciberguerra está ahí en marcha, pero el respaldo de la red es vacuo, como muchas tendencias que se generan en ella. La gente que no mata de frente suele ser cobarde como decía el capitán Alatriste.

La mayoría de los falsos progresistas occidentales, que se pasean en mercedes y tienen chacha de quieto sudamericana o filipina, sin dar de alta, poco solidarios con los demás, se toman la historia y los acontecimientos como un juego. Pensar en sociedades, donde la religión recorta más derechos que la democracia, y es capaz de impartir justicia a parte de la civil, con unas estructuras mentales en que hombres y mujeres van por distinto lado, que alcanzarán la democracia de hoy para mañana es para éstos soñar. Vivir de espaldas a la izquierda revolucionaria o a la extrema derecha totalitaria, o al integrismo religiosos, donde el individuo queda despojado de todos sus derechos y libertades es de palurdos o ignorantes. También lo es quien apoya estas tendencias.

Hacer fotos o videos de una plaza donde han ido convocados los privilegiados que tienen un ordenador y lo saben usar, además de tener tiempo que perder, y afirmar que el pueblo se ha levantado es muy aventurado. Hoy en día doscientas personas y una pancarta tienen eco en los periódicos como si fuera lo que piensa la mayoría, no digamos en los titulares que despiertan cuatro que se ponen algunas personas en top less o desnudos, se encadenan a una farola, se tiñen de rojo, se pasean con lacitos de colores, etc... ¿Merecen realmente esa repercusión o más bien merecen que los detengan y tiren la llave, o los pongan a hacer tareas sociales? ¿Quién sabe, por ejemplo, lo que es la democracia en los miles de km2 de desierto al sur de El Cairo, al oeste de Somalia, en Etiopía, al sur de Sudán, en el centro de Africa y qué interés tiene para ellos mismos o para nadie? Allí el único interés para las personas es que exista la ley y el orden, es decir, un ejército y una policia que les proteja. El desierto o la selva es un medio hostil donde cualquiera puede desaparecer tragado por la arena, las alimañas o los bandidos. En occidente es muy fácil perder todo lo que hemos conseguido, pocos son conscientes a pesar de la guerra cercana en el tiempo de los Bálcanes que volver a construirlo o recuperarlo es complicado.

Los medios de comunicación como siempre pecan de falta de categoría en sus analistas, en la mayoría jóvenes que no han vivido las convulsiones del siglo XX, las más terroríficas de la humanidad, y otros al servicio del que paga. La maldad humana no tiene límites y la ignorancia es algo terrible.

El futuro es oscuro para occidente en estos momentos, ya que se le abre otro frente de conflictos. Si la inestabilidad y tensión en el lejano oriente es constante e importante, con las guerras de Siria e Irak, y Afganistán que siguen sin solución, sólo faltaría a occidente reabrir un frente más en oriente próximo donde la tensión entre Israel e Irán está en sus máximos, con Hezbollah en el Libano, y de donde provienen la mayoría de los combustibles fósiles que consumimos, que ya están al alza. Un conflicto de estas características cercenaría el desarrollo incluso de Asia-Pacífico, ahora que allí se busca la paz en las Koreas.

Las revueltas del hambre o de los desfavorecidos, de los apátridas, van a ir a más y quién sepa hacer suyo ese descontento puede provocar una crisis mundial de consecuencias desconocidas hasta la fecha. España está a pie de obra a pocos miles de kilómetros de esos países como quién dice a tiro de misil. Seamos prudentes y ojalá que nuestros gobiernos gobiernen con mayúsculas. recapaciten, y ayuden a esos pueblos a estabilizarse socialmente de forma real, y reconduzcan esos descontentos y los sepan llevar hacia el bienestar, que es lo mismo que la paz.

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