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Miro hacia atrás y veo todo lo perdido: en educación, en sanidad, en empleo, en sentido común? Hemos perdido dineros y derechos, ideas y palabras. Hemos perdido la posibilidad de decir lo que pensamos, la opción de escoger en qué trabajamos, la virtud de mirar a los ojos al que manda y decirle "estás ahí porque yo quiero".
Los derechos ya son sólo palabras. Palabras pisoteadas, marchitas, hurtadas.
La codicia les llevó a dejarnos sin dinero. Luego, cuando vieron que poco más podían sacarnos, nos quitaron los derechos.
Miro hacia atrás y veo todo lo perdido. Yo lo echo de menos. Las generaciones futuras no sabrán defenderlo: nunca lo habrán tenido.