OPINIóN
Actualizado 29/04/2018
Leonel Cassarino

Se empeñan ?el Gobierno del PP, y los jueces Lamela y Llarena? en seguir en el error y en banalizar el tema catalán de forma penal y no en clave política. El Consejo del Poder Judicial bien podría rescatar la transparencia e inde

Los jueces/juezas son humanos. Y considero que pueden equivocarse, y así lo han afirmado los propios magistrados en multitud de entrevistas. De hecho, en la historia reciente de nuestro país ha existido muchos casos de prisiones preventivas que han sido injustamente dictadas. Y autos mal fundamentados, como los del juez del Supremo, Pablo Llarena y su colega la jueza Carmen Lamela, contra los líderes encarcelados del independentismo catalán. Estos errores pueden acarrear posibles vulneraciones jurídicas y de los derechos humanos. La mayoría de ellos ?los procesados? han tenido muy buena disposición cuando un juez o un fiscal los ha citado para cumplir con las investigaciones. La decisión de una prisión preventiva es una decisión difícil, complicada, por eso es que los jueces aún con mucha experiencia, pueden errar. Y es evidente que la justicia alemana, belga y escocesa han discrepado de la idea de violencia y rebelión que ha aplicado el Tribunal Supremo español para el expresidente Puigdemont, y por extensión, para los otros encausados.
La inefable parlamentaria del PP Celia Villalobos, destacó tras la decisión de la juez de procesar al PP por la destrucción de los ordenadores de Bárcenas que "los jueces son seres humanos con aficiones como el fútbol o la política; son del Madrid, del Barça; unos son del PSOE, otros del Partido Comunista y a otros les gusta el PP"... "Tienen todo el derecho a equivocarse" ?insistió la diputada Villalobos, e insinuó que así lo hicieron.
La tabla de medir la justicia es muy delicada y fina. Unos jueces son más estrictos; otros van más allá de la propia ley y otros alucinan y se arriman a doctrinas e ideologías extrañas que apenas tiene contacto con la legalidad vigente. Lo que sí es verdad es que un juez se distingue de mí, como profesor, o de un panadero o de una señora que se dedica a la Psicología u otra a las labores domésticas, en que domina mejor que nosotros las leyes y la aplicación técnica de la jurisprudencia. Pero, la ética, la honestidad de ellos ?los jueces? no supera ni la mía ni la del panadero/a ni la del ama de casa o psicóloga. Se habrá formado mejor para ejercer la utilidad legislativa y para la práctica de la ley según las normas establecidas. Pero la honradez y profesionalidad, la honorabilidad y moral, no se estudian ni se aprenden a base de dictar leyes y sentencias. Es algo de madurez personal.

En España ahora hay presos políticos, algunos, pocos. Y también tenemos a políticos que han choriceado los dineros público, y los hay a barullo.
Y aquí el PP se afana mucho en que la justicia esté de su mano, y la maneja de cine, con art. 155 y con no hacer política en Cataluña desde hace años. Y así nos va.
No estamos defendiendo la matraca catalana independentista y a esos políticos "iluminados" que están llevando al fracaso y a la frustración a su pueblo. Pero son delitos políticos y así deben ser juzgados y tratados.
Llarena es un juez muy experto, pero con un perfil más ideológico que técnico-jurídico. Pertenece al ala más rancia y más conservadora de la Magistratura española. Y tienen ciertas obsesiones, y más ahora que está defraudado, algo deprimido, por la resolución judicial alemana.
Mi duda es esa. Se empeñan ?el Gobierno del PP, y los jueces Lamela y Llarena? en seguir en el error y en banalizar el tema catalán de forma penal y no en clave política.
El Consejo del Poder Judicial bien podría rescatar la transparencia e independencia en la aplicación de nuestras leyes. Y es un pensamiento común en numerosos juristas la opinión de que "un juez no puede obrar según su propia idea de justicia, máxime en asuntos que rezuman graves conflictos ideológicos". Pues creemos que si el juez o magistrado funda su justicia en su ideología, cuando ello es determinante, está, a nuestro juicio, prevaricando.
El delito de rebelión de los autos y de la euroorden del juez Pablo Llanera es un delito imaginario, es decir, un delito que solo existe en la imaginación del juez. No hubo alzamiento de rebelión violento Y el magistrado ha confundido (iguala penalmente) actitud de violencia a protestas. Además, ahora esos autos los dicta con el agravante del cabreo -casi venganza?, pues está muy dolido y desolado por la resolución de la justicia alemana.
La decisión del Tribunal regional teutón de Schleswig-Holstein de rechazar el delito de rebelión en la solicitud española de extradición del expresidente de la Generalitat, supone que han existido numerosas presuntas violaciones de derechos fundamentales que se han producido en la instrucción del juez Pablo Llarena. Con ello el movimiento independentista catalán ha cogido aire y fuerza, y ha constatado que la violencia expuesta en los autos es falsa, y por lo tanto se tiene que despenalizar a sus líderes y excarcelarlos.
La justicia alemana ha discrepado de la idea de violencia que ha aplicado nuestro Tribunal Supremo". Ha demostrado que la jurisprudencia oficial española, con su relato de la rebelión catalana con gran violencia, era mentira y torticera (algunos la querían equiparar con el terrorismo etarra en lo penal, en lo mediático y en lo político).
Ahora, el magistrado Llarena planea llevar al Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) en Luxemburgo la rebelión de Puigdemont, presentando una cuestión prejudicial ante la negativa del tribunal alemán de entregar a Puigdemont por rebelión. Para el Gobierno de Rajoy, él es solamente un prófugo de la justicia española, y no un perseguido político. Para otros, Puigdemont y sus visionarios independentistas, han pretendido embaucar a la sociedad catalana, "y ahora solo les quedan los lazos amarillos" y berrear ante la UE.
¿Huida hacia adelante del juez Llarena, hasta satisfacer su ego de jurista?¿Un iluminado también como Puigdemont?

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