Es un empresario dedicado a la cuerda y el plástico en Peñaranda, su tiempo libre lo dedica al trabajo del cuero, oficio y tradición familiar en peligro de extinción
Estamos inmersos en un mundo y en un modo de vida globalizado, tecnológico y mecanizado, donde todo lo queremos tener rápido y de la forma más económica posible. Tiempos en los que la maquinaria permite fabricar en serie a la vez que puede bajar el coste del producto final, muchas veces sin reparar en la buena calidad del producto o el perfecto acabado del mismo al no poder prestar atención a los miles de artículos que ha producido una maquinaria industrial en un solo día, lo que supone dejar atras esos productos artesanos, cuidados con mucho mimo, que surgen del alma de artistas de esos que ponen su pasión y su vida al servicio de la historia, su historia.
Un buen ejemplo de esos 'oasis' artesanos es el que cuida con mimo Julián Tejeda, uno de los pocos artesanos del cuero que queda en la comarca de Peñaranda; en pleno centro, concretamente en la calle del Carmen nº11 de Peñaranda de Bracamonte se encuentra su taller, destilando aroma a historia curtida desde sus puertas. Y es que tan solo con atravesarlas su nos lleva directamente a un mundo que existió y que parece haberse detenido en ese pequeño rincón de la calle el Carmen, donde nuestros abuelos y tatarabuelos entraron, pisaron y tocaron el mismo suelo o mostrador que hoy en día se conserva intacto.
Julián Tejeda sigue la tradición familiar de su abuelo, padre y tíos en el oficio de la guarnicionería, profesión en la que tres generaciones familiares pudieron vivir de ella.
EL padre de Julián, natural de Madrigal, se trasladó a Fontiveros, buscando expansión de negocio trasladándose más tarde a Peñaranda, ya que dentro de la misma familia se dedicaban a la misma profesión, por lo que era necesario trasladarse a otros lugares para no hacerse competencia entre ambos.
Tejeda, será el último de la familia en seguir con esta profesión, convertida hoy en día en ocio, ya que no da para vivir, pero él quiere seguir por amor propio y porque le gusta.
Y es que a pesar de ser un legado incalculable, no ha conseguido inculcar a sus futuras generaciones este antiguo oficio, considerando estos que no es beneficioso económicamente habiendo otros tipos de ocio hoy en día más atractivos e interesantes para los jóvenes.
Actualmente Julián Tejeda regenta junto a su hermano el almacén de plásticos y cordelería (Hil Plas ) que abastece a empresas y agricultores de toda España, lo que le permite su sostento económico y familiar.
Dedica sus ratos libres a la artesanía del cuero, fabricando collares para sujetar los cencerros de ovejas y vacas, trabajos más demandados por sus clientes y que aún hoy en día siguen asombrando a quienes tienen el gusto de asomarse a los siglos de un oficio que ya hoy cuenta con solo un par de manos pero la eterna entrega por un oficio muy nuestro.