Planta principal de la Torrente Ballester, en Garrido, destinada a biblioteca con sus diferentes secciones.
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CULTURA
Actualizado 23/04/2018
Isabel Rodríguez

La Biblioteca Torrente Ballester, simbosis de diseño y lectores, es la cabecera de la red muncipal de bibliotecas cuya programación estable y de calidad es su seña de identidad

"La imaginación y el pensamiento no se encierran ni se encadenan". Si hay un espacio en el que ambos fluyen de manera libre es en las bibliotecas, puerta de entrada a la cultura. Tomamos las palabras de Gonzalo Torrente Ballester para adentrarnos, como no podía ser de otra manera, en la biblioteca que lleva su nombre, un espacio de referencia cultural de la ciudad y cabecera de la Red de Bibliotecas Municipales. A la entrada, una escultura en bronce del escritor, con un libro en la mano izquierda y un bastón en la mano derecha, como testigo del espacio abierto y dinámico en el que se ha transformado la Biblioteca Torrente Ballester.

Las bibliotecas son mucho más que libros, son espacios vivos. "El libro es una parte más, pero hay un montón de propuestas dentro de la biblioteca que además se llevan bien con la lectura", porque, como añade Francisco Alonso Bringas, director de la Biblioteca Torrente Ballester, "la lectura no se fomenta de forma aislada, sino que forma parte de un entramado cultural, y tan importante es la música, como el teatro, el pensamiento...". "La lectura sólo se fomenta si se genera inquietud en la gente".

La biblioteca "tiene que ser un espacio lleno de gente, de calle, de posibilidades", y bajo esta premisa se diseñó la biblioteca Torrente Ballester, un edificio moderno y funcional con una superficie total de 7.000 metros cuadrados (el espacio destinado a biblioteca, con sus diferentes secciones, se ubica en la planta principal, de 3.000 metros cuadrados). "Un espacio acogedor en el que se mezclan los lectores, con sala de exposiciones, teatro, espacios para talleres, una programación estable permanente de teatro, música..., un espacio al que vienes para encontrarte con toda una serie de propuestas".

"Las bibliotecas públicas lo bueno que tienen es que conviven muchos tipos de usarios y lectores, esa convivencia enriquece el espacio". Junto a la Torrente Ballester en el barrio Garrido, Gabriel y Galán, Barrio Vidal, Centro Cultural Vistahermosa y Centro Cultural Miraltormes forman la red de bibliotecas del Ayuntamiento de Salamanca, a las que se sumará próximamente la del barrio de La Vega. Con una media diaria de 1.129 visitantes durante 2017, las bibliotecas municipales destacan por la calidad de las actividades programadas a lo largo de todo el año y el público al que van dirigidas, desde niños a adultos.

Exposiciones, teatro para adultos y niños, proyecciones, actuaciones de musica y danza, presentaciones de libros, conferencias, cuentacuentos, talleres y otras acciones de difusión cultural y de promoción de la lectura. A esto se suman la organización de la Feria Municipal del Libro en mayo y la feria de libro antiguo de ocasión en octubre, en la Plaza Mayor. Más de un millar de actividades que, durante 2017, reunieron a 45.360 personas. "La continuidad en la programación garantiza una dinámica cultural", subraya Bringas.

Y en el capítulo de la actividad teatral, hay que hacer referencia a Tejuelo Teatro, el grupo de teatro formado por trabajadores de las bibliotecas municipales, y que toma su nombre de la pequeña etiqueta que se pone en el lomo del libro para localizarlo fácilmente. Precisamente, la experiencia de Tejuelo Teatro es un buen ejemplo del papel de las bibliotecas como espacios de dinamización cultural, de participación y de encuentro.

Red de bibliotecas municipales

La historia de la red de bibliotecas municipales comenzó a escribirse en la década de 1980, fecha en la que Salamanca únicamente contaba con dos pequeños espacios, una biblioteca del Estado que ocupaba una planta de edificios de viviendas - con los años pasaría a su ubicación actual en la Casa de las Conchas y a ser titularidad de la Junta de Castilla y León-; y una biblioteca de la Caja de Ahorros en el pasaje de la Plaza Mayor. Con los primeros ayuntamientos democráticos se crea la Casa Municipal de Cultura, con sede en el edificio de la Plaza Gabriel y Galán y desde la que se impulsaron los primeros talleres de la lectura. Los barrios de la Vega, Pizarrales y Tejares tenían taller de lectura, sumándose posteriormente el barrio Vidal y Chamberí.

Con el traslado de la Casa Municipal de Cultural al edificio de la Casa Lis, y Gabriel y Galán se abre como biblioteca para ofrecer un servicio de información y lectura pública a la ciudad.

En 1998 se inauguraba la biblioteca del Centro Cultural Miraltormes en el barrio del Rollo, y un año después la biblioteca Torrente Ballester que será la cabecera de la red de Bibliotecas Municipales. Una red de bibliotecas, a día de hoy, estable y consolidada.

Las bibliotecas en la era digital

Las bibliotecas no son ajenas a la irrupción de la cultura digital y a los cambios en los hábitos de lectura, desde los libros electrónicos a las descargas digitales, y que se han traducido, también en la Torrente Ballester, "en un descenso importante en el préstamo de películas y música". Como respuesta, las bibliotecas tienden a convertirse en centros de actividad incesante. "El futuro de la biblioteca está en convertirse definitivamente en un espacio de dinamización social, un espacio neutral en el que todo el mundo se encuentre y se pueda mover libremente", apunta Bringas.

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