OPINIóN
Actualizado 18/04/2018
Alberto D.

No se equivoque al leer el título, porque no estoy en ningún Centro penitenciario. Ni siquiera soy mujer. Me explico, soy una presa asentada desde hace muchos años en Yecla de Yeltes en la zona del Vado de Arriba sobre el río Huebra, al que retengo en un hermoso y escarpado lugar con un reculaje de más de dos kilómetros que convertían esta zona en la más hermosa del río en su largo trayecto por el término de Yecla. Pues esa, esa presa soy yo. Y estoy amenazada gravemente, con alguna alevosía, con premeditación y sin contemplaciones. Y creo sinceramente, yo que me conozco y he estudiado mis prestaciones, que no hay derecho ni razón ni fuero ni respeto. Es un desafuero.

Me han dicho que me eliminan violentamente porque ya no tengo la utilidad (sic) para la que me levantaron. Esto es cierto, pero hay una docena de otras razones y ventajas para no demolerme. Me gustaría ver el rostro (dicen que en la cara de la gente se ve su nivel humano y su capacidad inteligente, no sé) de quien desde no sé qué oficina con mesa de metal niquelado y con cubierta de metacrilato mantiene contra razón semejante desvarío. Y que conste que asumo que ya no tengo aquella lejana y vieja utilidad de dar agua a Vitigudino y una mala lágrima a Yecla, pero no creo (o sí, cualquiera se fía) que este buen señor/o señora de la Junta o del organismo correspondiente que tanto da? Pues digo que no creo que este señor o señora sea aquel que quiso derribar el acueducto de Segovia porque ya no cumplía su utilidad primera de conducir agua. ¡Qué cosas!, esto es peor que un máster falso.

No sé si la gente se ha movido lo suficiente, si han movido los hilos adecuados y si han removido en sus sillas municipales al alcalde y a sus concejales; quizás si tiran antes por ese torcido capítulo de la política habían llegado a tiempo a una buena solución, tan fácil, tan clara, tan deseada y tan inteligente, cargada además de razones de toda clase y nivel. Pero hay niveles de la administración ?en cualquiera de sus fases- en los que ni se ve ni se mira ni se oye ni se escucha. Ni respeto (y no hablo sólo de la Junta o de la CHD) ni información clara (y no hablo sólo de la Junta o de la CHD) ni diálogo (y ya sabes, no hablo sólo de la Junta o de la CHD). Mucho peso malo para una presa pequeña como yo.

Es una lástima, porque por aquí nos las están dando todas en la cara, la mina de uranio, la despoblación, la PAC amenazada, la presa derruida, el corral de muertos que se nos viene encima? En fin no quiero ponerme de negro.

Decía que es una lástima, porque durante años he formado un pequeño hábitat absolutamente perfecto, en belleza de orillas y paisaje, en utilidad práctica de recogida de gua (por cierto es el único lugar en muchos kilómetros en que un tractor puede bajar hasta el agua, que ya es decir), en espacio limpio y amplio para una fauna bien determinada, para el brote anual de esa sorpresa verde y amarilla que son los bosques de flores de loto en los reculajes laterales, frescos y cálidos, junto al molino del Vado de Arriba que han sido siempre admiración y sorpresa de los que lo han visto.

Enviaba yo siempre alguna fotografía con las lotos abiertas a mis amigas y a otras presas cercanas y todas mostraban incredulidad ante una cosa de tanta maravilla, que parecía cosa del Japón o así. Pues eso también se acabó. Y las ocho diez gallinas ciegas que nunca encontrarán ya una zona tan discreta y resguardada como esa y los miles de peces y los cientos de miles de sardas, la pareja de nutrias y los treinta y cuatro galápagos, más o menos. Y mucha más vida que sólo conoce y reconoce y cuenta el que anda y vive por aquí. Todo esto, y prácticamente porque sí, (lo del acueducto es una razón propia de quien no la tiene) se liquida convertido ya (con las compuertas soldadas y abiertas) en tierra, piedras y barro. R.I.P.

Y confieso que estoy tan dolida por este abuso (por cierto ya ha venido una pala gigantesca y me ha dado unos golpes bajos dignos del peor verdugo de exterminio), que no diré más sobre argumentos contra el derribo, porque el que no los vea es que no quiere hacerlo y yo soy una presa humilde pero de cuidada dignidad rural y por eso desde ahora reclamo mi derecho a no hablar y me niego a seguir declarando.

Aunque con esto me gane el abuso de autoridad, la violencia institucional y el derribo real.

Post data y casi post mortem:

Por si no lo sabes, ante la reclamación de un partido político la Junta o quien sea ha decidido suspender la ejecución por dos meses para no sé qué. O sea, que sigo en el corredor de la muerte para nada.

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