Resulta paradójico el hecho de que después de una de las primaveras más lluviosas que ha habido en los últimos años, cuando numerosos ríos españoles están en los límites del desbordamiento, el río Tormes tenga, a su paso por Salamanca una imagen actual de río semiseco y sucio.
Sabemos que no ha sido voluntad de nadie este hecho, pues la causa ha sido la ruptura de una parte de la pesquera, que no ha podido soportar la presión de las aguas de las últimas semanas.
Pero la premura en la reparación de la pesquera y la limpieza del cauce es muy importante por varios motivos: la imagen o tarjeta de identidad de Salamanca, nacional e internacionalmente, es la de la fotografía de las catedrales al fondo, desde el punto de mira del otro lado del río, que encuadra el Puente Romano, en primer plano. Salamanca se presenta así, como esta ciudad reflejada en el río, con sus altivas torres catedralicias. La identidad de la ciudad tiene que ver con una ciudad "que se mira a sí misma", orgullosa de su historia, de su patrimonio histórico, de su supuesta o deseada Cultura ( no es al azar el haberla puesta el apellido de "ciudad de Cultura y saberes"). Los turistas la identifican a partir de esa imagen, y es esa imagen la que se ofrece a los visitantes, nacionales e internacionales. Y el turismo es uno de los pilares económicos más importantes de la ciudad, hace ya décadas.
Pero no solo la imagen del río es decisiva en esa carta de presentación de Salamanca, sino también el Tormes forma parte de la Cultura, de esa gran joya literaria que es Lazarillo de Tormes, la primera gran novela de la literatura del siglo XVI. Este río que preside los comienzos de la literatura española, que forma parte de la imagen actual universal de la ciudad, no puede quedar abandonado, ni siquiera unos meses.
Los problemas de competencias en la gestión del río deben solucionarse cuanto antes y pasar, manos a la obra, a recuperar el esplendor y la limpieza del Tormes, lo más pronto posible.
Los salmantinos, los turistas, las aves, los peces?todos lo agradeceremos como el bello don que la naturaleza nos ofrece cada día.
Foto: Manuel Lamas