ALBA DE TORMES
Actualizado 10/04/2018
M.Fuentes /F.González

Ochenta participantes lograron finalizar la que se recuerda como una de las marchas más duras de las seis organizadas. Nos lo cuenta Juan Carlos Hernández

Este es el artículo de esta semana para la revista Bicirun y que en esta ocasión me han pedido compartir con SALAMANCA rtv AL DÍA. En él os cuento como he vivido desde dentro la VI marcha Cicloturista Ávila-Alba de Tormes, conmemorativa del nacimiento de Santa Teresa. Lo bien que habían estado jueves y viernes y lo mala que era la previsión del tiempo para el fin de semana, por lo menos en lo que al viento se refería que al fin y al cabo es lo que más nos molesta a los ciclistas, cuando es en contra, por supuesto. Y encima dando gracias porque esa previsión había mejorado algo según iba pasando la semana y no daba lluvia.

La bici preparada y limpia, la cadena encerada, los ejes lubricados (que no me llamen "abandonao") y con el menor peso posible añadido. Debía haber cambiado la cubierta trasera que estaba muy desgastada, pero no quise hacerlo a pesar de tener la nueva preparada, porque es preferible probar después que todo va bien y no daba tiempo.

En cuanto a la equipación, pantalones de invierno, botas impermeables para los charcos y chaqueta de entretiempo. No llevé chubasquero porque ya os he comentado que la previsión no daba agua y aunque cayó alguna gota no lo eché en falta.Había que estar a las seis de la mañana para cargar las bicis, recoger los dorsales y desplazarnos hasta Ávila, así que madrugón. El desayuno normal que luego en ruta hay bastantes avituallamientos y la comida y bebida no son un problema. Caras de sueño y mucho merito tenían los que venían de fuera, que a saber a qué hora se habían levantado.

Encuentro con conocidos y compañeros

Saludos a los conocidos y COMPAÑEROS en muchas rutas (con mayúsculas, como debe ser) que habían venido de fuera, como David y Carlos de Ledrada, Chus de Fuentesaúco, los hermanos Hernández Donato de Santiago de la Puebla, José María de Peñaranda (al otro José María ya lo vi en Ávila )o Tomás de Larrodrigo. También me alegró ver a Jaime y otros albenses que se han aficionado a la bici y nos iban a acompañar.

Disculpad que no nombre a nadie más, pero es que al final terminaría poniendo casi la lista de inscritos, que por cierto fueron unos 80, lo que no está mal por el tipo de ruta que es, lo poco que ha montado la gente estas semanas y las previsiones meteorológicas.

Me asignaron para ayudar a subir las bicis al camión y a ello me puse. Una vez todo preparado, al autobús y aunque la gente estaba muy parlanchina me dediqué a intentar dormir un poco. Llegando a Ávila amanecía, ciclistas y bicis abajo y a la plaza de Santa Teresa para la foto de salida del grupo y ponernos a pedalear pasadas las ocho de la mañana. Es emocionante descender por el adoquinado hasta el puente sobre el rio Adaja y emprender la ruta que nos iba a llevar de regreso a Alba.

La primera parte del recorrido es la más bonita, pero también la más rompepiernas porque es un constante sube y baja por zona de monte. Y más dura que se hizo debido al barro que nos encontramos cuando nos faltaban unos kilómetros para el primer avituallamiento.

Nos tocó parar y quitarlo con las manos para poder seguir rodando y emprender la marcha hasta Gotarrendura. Allí nos ofrecieron un café calentito y unas pastas que fueron de agradecer. Reconozco que tengo mucho aprecio a ese pueblo porque siempre se portan fenomenal con nosotros y nos ayudan en la medida de sus posibilidades. Teníamos a nuestra disposición hasta una manguera para poder quitar mejor el barro acumulado, que no era poco, como podéis apreciar en las fotos

Viento en contra

Partimos de nuevo y en este tramo el viento comenzó a soplar con ganas y además nos encontramos una segunda zona de barro que hizo que el recorrido se fuera dificultando bastante. Para mí, la parada había sido demasiado larga, me enfrié y se me hizo muy duro ponerme de nuevo en marcha. Con lo "bien" que había pasado la primera zona de barro y había llegado a Gotarrendura, pero se me fueron cargando los cuádriceps, me dolían al pedalear y tuve que poner pie a tierra en Fontiveros, que le vamos a hacer. Allí, en el pabellón, era el segundo avituallamiento y de nuevo un trato excelente por parte del pueblo.

Cuando todos salieron con las bicis me fui con Carlos en el autobús hasta Macotera y allí estuve ayudando a poner el avituallamiento. También en este caso nos dejaron el pabellón y nos trataron fenomenal. Me hizo ilusión que Teresa Nieto, del club de atletismo Macotera, fuera a saludarnos y de paso le comenté que Alba Running está planeando volver a repetir la ruta corriendo por relevos, como hace tres años y que ya les tendremos informados por si nos quieren acompañar en algún tramo al igual que la otra vez.

Pasaba el tiempo y no llegaban los ciclistas, lo que indicaba la dureza del tramo con el viento soplando totalmente en contra. Caras desencajadas a la entrada del pabellón y bastantes abandonos. La parada aquí ya fue más corta porque el retraso acumulado era mucho y todavía quedaban veinticinco kilómetros. Mi idea era haber vuelto a montar en Macotera porque los cuádriceps se habían relajado y no me molestaban, pero en el último momento no me atreví y preferí llegar a Alba, coger la bici y salir al encuentro del grupo.

Me acompañó José Ángel, también del club, pero a unos kilómetros de Alba de Tormes pinché y me tocó cambiar la cámara, aunque era antipinchazos, porque tenía una raja de casi medio centímetro que el líquido no tapaba. En ese momento me acorde de que tenía que haber cambiado la cubierta, que ya os he dicho que estaba muy desgastada y no me extraña que hubiera sido parte del problema, además de haberme hecho ir derrapando por el barro.

A lo lejos iban apareciendo los ciclistas, desperdigados, cada poco y tocaba animarlos para las últimas cuestas, que además son duras, diciéndoles que después ya todo era hacia abajo, con algún pequeño repecho, hasta la llegada.

Llegada a Alba de Tormes

En el camino de los coladeros, a la entrada de Alba, hubo reagrupamiento para hacer un pequeño recorrido por el pueblo y llegar hasta la plaza de Santa Teresa, donde acababa la ruta y nos estaban esperando familiares y amigos. Eran casi las cinco y media de la tarde. Después teníamos en el pabellón las duchas a nuestra disposición y una manguera para lavar las bicis. En la estación de autobuses estaba preparado el último y opíparo avituallamiento, para reponer fuerzas y charlar un rato con las anécdotas del recorrido. A pesar del mal día, meteorológicamente hablando, la sensación general era de satisfacción y de repetir el año que viene con el recorrido que decida la organización.

Agradecimientos

Gracias a todos los que de una manera u otra habéis hecho posible la marcha: Al club, en especial a José y Agustín porque se han desvivido para que todo saliera bien y sé lo que eso conlleva de quebraderos de cabeza, trabajo y a veces hasta de sinsabores. Al Ayuntamiento de Alba de Tormes por su apoyo económico y material, entre otras cosas con el vehículo llevado por Fernando y a los ayuntamientos de Gotarrendura, Fontiveros y Macotera por su colaboración y acogida.

Voluntarios que ponen su tiempo, sus vehículos, hacen las fotos y preparan avituallamientos, Luis de Herbalife, Julián y Victor de Comercial Anaya, Jarco de carpintería Jiménez Iglesias, Paula de Taxis Manuel y Paula, Marta, Salud nuestra fotógrafa oficial, Manuel Ángel, Teresa y Carlos que se encargaba de probar si los dulces estaban bien. Y también a Puri que nos esperaba en el pabellón.

Protección civil que ayudaba en todo lo que podía, Toni, Eva, Gele y Juan. Fuerzas de seguridad en los cruces, ambulancia y asistencias médicas, transporte (como quedaría de barro el autobús). Y por supuesto a todos los que habéis participado porque sin vosotros esto no sería posible.

Juan Carlos Hernández

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