OPINIóN
Actualizado 24/03/2018
Jorge Moreno / El Norte de Castilla

Será Sábado de Pasión cuando levante el velo a estas líneas. Todo habrá empezado. Estoy aquí. Un año más pero un año único. Los cronistas de los periódicos, los comentaristas de la televisión, los tertulianos cofrades ya sean de encaste Patio Chico o de otra procedencia, los catedráticos del Facebook, bloggeros, tuiteros y autobiógrafos, el pregonero, la Permanente y la Coordinadora, la Diócesis y el Cabildo, el Ayuntamiento y la Junta, Turismo y Aemet, seguro que saben más de mí que yo misma: recorridos, estrenos, novedades, predicciones meteorológicas a tanto la borrasca, declaraciones de interés turístico intergaláctico?

Así que recurrid a ellos mientras sobrevivo como puedo a mi estado de vísperas, que apenas he podido saludar, gracias a La Dolorosa como siempre, y dejar a Liberación en Fonseca, y ya me están requiriendo en San Martín y en La Purísima para que dé el visto bueno a dos pasos nuevos en mi familia. Humildad, Caridad y Consuelo: con esas tres cosas ya me iba yo apañando para cumplir con la más grave de mis responsabilidades, lograr que aquéllos para los que voy a ser su primera Semana Santa capten desde el principio que a mí se viene, más que nada, a encontrarse uno con Jesús, y a hacerlo en uno mismo y en los hermanos. Co-frades, co-operar, co-laborar, co-misión.

Los debutantes, sea cual sea su edad, son sagrados. Los que me afrontan pensando en que quizá sea su última Semana Santa antes de la procesión definitiva (puede ser la de todos, no sabemos el día ni la hora), sacratísimos. Pero mi debilidad, mi prioridad, y mi preocupación, las tengo ahora en los ex-cofrades. No doy con respuestas. O las que encuentro no me convencen. Les entiendo pero sólo a veces. Respeto su libertad pero el afecto me empuja a insistirles. Me pongo en su lugar pero me cuesta permanecer en él. Anhelo que me escuchen, que vuelvan, que repiensen, porque les echo de menos y les necesito, y porque sé que yo también les puedo ayudar aunque hayan pensado que simplemente les proporcionaba disgustos, decepciones y pérdidas de tiempo. Les invito a retomar el diálogo. ¿En la acera? Casi preferiría en otro lugar y con auxilio de intermediario. Que buscaran a esa persona que ni les disgusta, ni les decepciona, y con la que no les importa pasar un rato. Que luego lo rezaran. Que lo pasaran otra vez, la penúltima, por el corazón. Así lo siento y así les quiero, conmigo. A pesar de todos los pesares, desplantes, desencuentros y desaguisados. A pesar de todas mis sombras puedo ser luz para ellos y ayudarles a ser luz, que de eso se trata.

Luz, una de mis advocaciones predilectas. Luz de Martes Santo universitario. Tengo otras, que hasta ahora no había revelado. Camino, el que lo es y lo hace con la cruz a cuestas. Verdad, el que lo es y lo afirma ante el poder establecido, aunque esto le conduzca a ser mostrado con una caña por cetro y unos espinos por corona: así de real es su reinado. Vida, el que lo es y lo proclama Resucitado. Refugio, siempre María, que refugia en su regazo al Hijo muerto y a los pecadores bajo su manto de misericordia. Si tengo que elegir, escojo una que sabéis pero no usáis, o que quizá muchos ni habéis oído: Cristo Nuestro Bien.

En la imagen, escena de la Crucifixión ? frontal de altar de la Capilla de la Vera Cruz, Salamanca

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