OPINIóN
Actualizado 18/03/2018
José Antonio Mirón

Nadie razonable, ni siquiera los más críticos ni los que tienen otros intereses, sería capaz de negar que los españoles disfrutamos de unos de los mejores sistemas sanitarios del mundo. Nuestro Sistema, desarrollado en las últimas tres décadas tiene grandes fortalezas como son: su accesibilidad, su cobertura universal, su financiación pública y, su calidad asistencial. Pero es una realidad que comienza a tener debilidades que ponen en riesgo su organización y aplicación y, su continuidad como sistema social que ha contribuido y contribuye al Bienestar y a la Calidad de Vida de los españoles. Entre las debilidades unas son orgánicas, de gestión y organización, y otras son funcionales, de los procesos asistenciales. Entre las primeras están la fragmentación territorial que altera la colaboración y la cohesión solidaria territorial para con los pacientes de las distintas comunidades autónomas. También la falta su efectividad ante los retos asistenciales actuales como son la cronicidad y la atención a pacientes pluripatológicos, frágiles y/o dependientes que necesitan una atención integral e integrada y, continuidad de cuidados que actualmente no se aplica.

Entre las debilidades funcionales están las listas de espera, las consultas llenas y con falta de tiempo para atenderlas, la excesiva burocracia innecesaria e inútil, la excesiva demanda innecesaria y los conflictos verbales y físicos en la relación médico- paciente. También condiciona el contexto y las nuevas fuentes de información que han deslumbrado y aceptado la población como internet y las redes sociales y, donde se difunden noticias falsas, bulos, mitos, medias verdades e información subjetiva que su único propósito es crear un contexto nocivo para el Sistema porque existen empresas interesadas en hacer negocio con la Sanidad y la Salud Pública dado que ésta supone una porcentaje importante del PIB de cada Comunidad Autónoma.

De las debilidades orgánicas deben responder las Autoridades Sanitarias y sus equipos de gerencia y dirección. De las segundas debe responder la población, para ello deben ser conscientes que el pilar fundamental del Sistema sanitario es la formación y competencia profesional de los médicos y sus profesionales sanitarios. A estos profesionales se les enseñan evidencias científicas sobre las enfermedades, siendo conscientes de algo que se olvida por parte de la población, la alta variabilidad clínica de la enfermedad, hay enfermos y no enfermedades del Dr. Marañón, y las incertidumbres, que aunque cada vez son menores por los avances en conocimientos científicos e investigación, siguen presentes en la Medicina, en la práctica asistencial y, en la Vida.

En mi opinión, para convertir las debilidades en oportunidades de mejora hay que aumentar la profesionalización de la gestión y fomentar la alfabetización poblacional en relación con la Salud, mejorando la formación, la motivación y sus autocuidados de los pacientes para aumentar la confianza en ellos mismos y en sus médicos y, para que utilicen el sistema sanitario cuando realmente se necesite. Entre todos se tiene que revertir la situación actual porque está en juego la sostenibilidad del Sistema y, en consecuencia, está en riesgo el sistema sanitario que se hemos logrado con grandes esfuerzos y, que tan buenos logros e impacto ha obtenido en Salud individual, Salud Pública y, en el Bienestar y la Calidad de Vida de los españoles.

JAMCA

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