Salamanca, 18 de marzo de 2018.
Hace unos días decidí donar un ejemplar de mi novela "El sentido de la vida", a cada una de las principales bibliotecas de la ciudad de Salamanca. Un acto al que he querido poner un lema que se corresponde con el del título de este artículo. Las razones que me han llevado a hacerlo son varias, y es algo que me gustaría compartir con todos vosotros.
En primer lugar, considero que tanto en la ciudad como en la provincia de Salamanca, en todas las bibliotecas debería haber un ejemplar de las publicaciones que van surgiendo de todos los salmantinos, bien sean de nacimiento o de adopción, es lo mínimo que desde las administraciones públicas se debe hacer para ayudar a un escritor en su tierra, y más todavía cuando se trata de libros relacionados con algo de Salamanca. Creo que incluso debería existir una sola biblioteca, que tuviera exclusivamente todos los escritos publicados por los salmantinos a lo largo de toda la historia, más allá del Fondo Local de la Biblioteca Pública ubicada en la Casa de las Conchas, que sin duda está muy bien. ¡Qué menos para fomentar a los escritores locales!
Como todos sabemos, desde la llegada de la era digital, la lectura tradicional, la del libro con su portada y sus hojas, ha ido perdiendo aficionados. Los ebooks, y en general todos los dispositivos digitales, poco a poco han ido ganando terreno en la lectura. Yo empecé a leer desde muy pequeñito, recuerdo que al salir del Colegio Francisco de Vitoria, iba todas las tardes con algunos de mis compañeros de clase, a la desaparecida biblioteca de Germán Sánchez Ruipérez. Me sentaba en el suelo y me tiraba toda la tarde leyendo las aventuras de Teo. Fue ahí cuando nació una afición que me ha llevado a ser el gran lector que soy hoy, lo cual posteriormente me ha convertido, entre otras razones, en escritor. Fueron unos momentos que recuerdo con muchísimo cariño, y que me crearon una sensación que me ha llevado a considerar a las bibliotecas como unos espacios llenos de magia, en el que te encuentras rodeado de miles de historias tan diferentes, que te trasportan a tan diversas épocas y lugares. La sensación que tengo siempre que piso una biblioteca es la de paz y tranquilidad, es un lugar en el que se detiene el tiempo. Una sensación que no tengo en ningún otro sitio. Todo esto me ha llevado a querer intentar que no se pierda la lectura del libro en papel, para que no se pierdan esos momentos en las bibliotecas, tan únicos y tan especiales. Esa sensación del tacto del papel, del pasar las páginas, de su olor, de hacerle pestañas, de verlo en la mesilla, de cogerlo, de transportarlo y de hacerlo tuyo. Eso nunca lo va a dar un libro digital. Como tampoco te va a hacer sentir lo que te da una biblioteca.
El otro motivo es la de saber que en la situación económica que nos encontramos, hay miles de personas en Salamanca que cuentan con el dinero justo para pagar las facturas y para comer, y que algo tan básico y tan barato, como es la compra de un libro, se ha convertido en todo un lujo. Hace pocos días leí que actualmente el 30% de la población salmantina se encuentra en riesgo de pobreza. Una auténtica barbaridad, pero no es un tema para hablar en este artículo. Esa noticia me llevó a pensar que si alguna de esas personas con problemas económicos quiere leer mi novela, no quiero que el dinero sea un impedimento para hacerlo. Yo lo que quiero es que mi historia se lea, y si además consigo que alguien con problemas consiga evadirlos mientras lo hace, me hará sentir mejor todavía. Al fin y al cabo los que escribimos, lo que queremos es que durante un tiempo, el que nos lea se sumerja en nuestro mundo imaginario para olvidarse del real.
Fomentar la lectura de los autores salmantinos en Salamanca, querer que no se pierda la lectura de los libros en papel, ni la magia de las bibliotecas, y dar la oportunidad de leer al que no tiene los medios económicos, son razones más que suficientes, para querer donar mi novela. Un pequeño granito de arena al fomento de la cultura en general, y de la literatura en particular. Una iniciativa que espero que sea el principio de todos los autores de Salamanca que piensan como yo. Algo tan sencillo de hacer, y que además sienta tan bien. Ojalá que seamos muchos los que lo hagamos. En vuestras manos lo dejo.
Nota: Puedes dejar un comentario en el espacio habilitado debajo del artículo, o mandarme un email a:autor@juanmariadecomeron.com