OPINIóN
Actualizado 19/02/2018
Ferenando Segovia

Estamos en Cuaresma, al parecer. La Cuaresma, como la Iglesia, en muchos aspectos genera rechazo, huele a rancio, está bien para un museo, eran otros tiempos, ya te vale del rollo, hay que ir a lo práctico, la pela es la pela, p'al caso lo que importa es la salú?

Sea como fuere, la Cuaresma está pensada en perspectiva de la Pascua, de modo que lo que los cristianos pretenden, durante la Cuaresma, es revivir la vida trinitaria que hay en ellos, en el almario de cada uno. Fuimos bautizados en el nombre del Padre (Dios) y del Hijo (Jesús de Nazaret, alias el Cristo) y del Espíritu Santo, que no es una paloma.

La Iglesia propone tres cosas sencillas durante la Cuaresma: ayuno, oración y limosna.

El ayuno genera en nuestro cuerpo, en la materialidad de nuestra fisiología, una especie de vacío o hueco, para ser rellenado. Se trata de que el cristiano se deje contagiar por la humanidad de Cristo, que no era en absoluto virtual, como consta en los Evangelios. Es obvio que, en muchos aspectos de nuestra convivencia falta humanidad. Como también lo es que hay más humanidad de la que aparece en los medios, incluso en las ONGs objeto de reciente sospecha.

En la oración damos importancia a Dios. Suponiendo que Dios exista, es decir, si Él existe, no tienen sentido los ídolos. Si Dios existe ya no pueden ser considerados "dios", por ejemplo, Nicolás Maduro, Stalin, Hitler, el ayatolá Jomeini, Justin Bieber, Messi, ni Cristiano Ronaldo. Y, si no nos gusta personalizar, los bitcoins tampoco son dios y no me imagino a un jeque enterrándose con su mejor Ferrari, aunque hay de todo. Esto tiene un gran inconveniente: que ya no hay ideología ni partido que pueda presumir de ser "el manis". Y, si quiere subirse al candelabro, o "asaltar el cielo", tendrá que demostrar con los hechos que eso merece la pena.

La iglesia no concibe la limosna como un dar de lo que nos sobra, aunque nos sobre mucho, como dicen que hacía Pablo Escobar, narco eximio, que se decía amigo de los pobres, como un Robin Hood con flechas de coca. La limosna consiste en compartir lo que somos, porque nos ha anegado la humanidad y porque somos conscientes de lo importantes que somos para Dios. Vamos, que es atreverse a vivir en amor y por amor, que eso es cosa del Espíritu Santo. Y, si por un casual el Espíritu Santo no existiera, los que sí existen son los pobres o, simplemente, los prójimos-próximos y, ahondando ahondando en la relación con el próximo, lo mismo nos asomamos a un pozo tan profundo que nos invade el vértigo del Misterio. Y el Espíritu no existirá, pero el vértigo sí. Y el prójimo también. Yo, por si acaso, me abstendría de escepticismos.

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