PEÑARANDA | Viudas plañideras, el Obispo y el Padre Putas formaron la comitiva fúnebre que transitaba por las plazas de España y Constitución para finalizar con la quema del féretro y la posterior degustación de sardinas
Lágrimas y sollozos de las sufridas plañideras y el constante relatar del obispo y el Padre Putas anunciaban a los peñarandinos el final de las celebraciones del Carnaval con el histórico Entierro de la Sardina.
Como ya es tradición, se formaba un original cortejo fúnebre que partía de la Plaza de la Constitución para iniciar un recorrido en el que las letanías y los ruegos estuvieron siempre acompañados por la música de la Dulzaina Alborada y varios cientos de vecinos, quienes se agolparon a lo largo del recorrido centrado en el conjunto de las plazas.
Una sentida despedida que
vivía su momento de mayor intensidad en la Plaza de la Constitución donde, tras una divertida oración comenzaba la quema del féretro y su inquilino, que este año se presentaba especialmente abrigado haciendo un guiño curioso al intenso frio vivido durante las últimas semanas.
Y tras la incineración, viudas y representantes del Ayuntamiento daban comienzo al clásico reparto de sardinas, limonada y refrescos bajo los soportales de la misma ágora. Una deliciosa despedía de los festejos que dan la bienvenida oficial a la Cuaresma y con ella también se pone en marcha el cronometro que marca la cuenta atrás para la Semana Santa de 2018.