OPINIóN
Actualizado 29/01/2018
Jesús Garrote

Partiendo de que nos duela la felicidad. Partiendo de la impotencia de abrir más oportunidades a niños y jóvenes que provienen de la desprotección. Partiendo de la sensibilidad de sentir con ellos, reconociendo su valía y entrega para resolver problemas ajenos y querer.

Partiendo de su realidad familiar donde muchos no han sido bien queridos y ellos quieren desproporcionadamente a muerte.

Desde esa realidad a transformar, llega educarnos con humildad y nos llega la anunciación de la Esperanza, a través del ejemplo de Calasanz presente en esta realidad de trastevere. Nos interrogamos y ponemos a prueba cada día, asumiendo un alto riesgo, la incomodidad de la inseguridad y la desobediencia de unos niños maltratados que se ponen en nuestras manos buscando la oportunidad de ser felices.

Persiguen unos sueños que redefinimos desde ellos y representa una responsabilidad inasumible sino fuera desde la intimidad de la Fe y la oración.

Siento que Jesús se nos hace presente por el camino inverso, desde la inspiración del compromiso sincero, la entrega desinteresada y el enamoramiento permanente de estos pequeños supervivientes. Desde ese contexto de entrega y muchas veces impotencia llega la oración sincera.

Es un planteamiento de vida samaritana que se transmite por ósmosis desde el ejemplo y el compromiso personal.

Hacer un itinerario de Fe para estos chicos, es un itinerario de vida. ¿ Cómo presentarles a Dios?, yo entiendo y siento que nos lo presentan ellos a nosotros porque somos nosotros los que no reunimos las condiciones para verlo.

Dar una educación desde la Fe y que les llegue, es posible con la música, con el acompañamiento de vida, con la participación en campos de trabajo solidarios. Pero no veo que las oraciones hechas por otros y tengan que rezar con una frecuencia predeterminada los acerque a Dios.

Llegamos desde lo emocional, desde el amor a los otros, desde los sueños y el lenguaje paradógico de los cuentos que enamoran su propia experiencia de vida y les acerca al perdón y la cura de rencores. Recuperar la ternura, la sensibilidad y la niñez ya es un acercamiento a Dios.

Lo que se hace en otros colegios a nuestros chicos en muchas ocasiones les resulta artificial y lejano.

La búsqueda de la Fe de estos chicos es íntima y libre, se llega a ella desde el compartir experiencias de vida familiares y quizá no haya que darle forma, sólo acompañarlas hasta que tengan el deseo de regalarla a la comunidad.

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