OPINIóN
Actualizado 26/01/2018
Eugenio Sánchez Redondo

Es la imagen de ese niño acurrucado, sentado mirando al infinito. Con los brazos rodeando sus rodillas.

Es la puesta de sol, el murmullo de las olas le está contando que es la hora de ir a dormir.

Pero sus pies desnudos se hacen hueco entre la arena de color crudo. Comienza a notarse el hasta mañana del astro y un escalofrío recorre su pequeño cuerpo.

La disputa entre irse y quedarse.

Si te vas, descansarás en un mullido colchón, cerrarás tus párpados, refugio de dos hermosos luceros.

Si te quedas, cada día será una nueva batalla.

Quédate precioso, te estás haciendo mayor y fuerte, el enemigo oculta su rostro porque te tiene miedo, vamos a desenmascarar a este desleal adversario.

A tu lado comienza a moverse el mundo

De repente un eco de voces recorre la tierra

Rasgas la cómoda mansedumbre de quien escucha tu voz

Imaginas que la varita mágica está cerca

Alguien en algún lugar te está regalando en estos momentos un suspiro

No quieres irte a dormir, quédate despierto precioso.

Dona médula, dona vida, ¡porque alguien te necesita!

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