El poeta Nicanor Parra


CULTURA
Actualizado 24/01/2018
Luis Cruz-Villalobos

Fallecido a los 103 años, ganó en 2001 el X Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que concede la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional

Este martes falleció el antipoeta, matemático y físico chileno Nicanor Parra, a la edad de 103 años. Para muchos, el denominado creador de la antipoesía, pasó sus últimos años en su residencia ubicada en el balneario Las Cruces, lugar donde celebró su último cumpleaños.

Parra nació en San Fabián de Alinco, a 45 kilómetros de Chillán y fue el primogénito de la familia, también integrada por sus hermanos Hilda, Violeta, Eduardo, Roberto, Lautaro, Elba y Óscar. Todos, marcados por la creación artística y la pasión musical. Sin embargo, Nicanor también tuvo talento e interés por la ciencia: en 1933 ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde estudió matemáticas y física.

Aunque se trató de un campo en el que, a su juicio, nunca aportó nada, el antipoeta ejerció como académico y también como docente en diversos liceos de Santiago. En su siglo de vida, Parra recibió diversos reconocimientos a su obra artística, siendo ganador del Premio Nacional de Literatura y Premio Miguel de Cervantes, además del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo. Además, fue un eterno candidato al Nobel.

Aquí, a modo de despedida, publicamos un texto escrito por el poeta y editor Luis Cruz-Villalobos (Santiago de Chile, 1974), para quien Parra fue fundante en su oficio y a quien había dedicado su último libro, Teoría de la Infelicidad,

ANTIPOEMA A NICANOR

Me encontré contigo
El año 1992
En el Colegio Inmaculada Concepción

Allí leíste varios poemas muy buenos
Como Soliloquio del Individuo
Pero tus explicaciones fueron malas
Prosaicas
Innecesarias para muy buenos poemas
Como los tuyos

Luego o antes
-Ya no recuerdo-
Me zambullí en tu libro Poemas y Antipoemas
Breve
Lúcido
Lleno de gracia
El Señor era contigo
Bendito tú entre todos los poetas
Y de ahí pasé a tu Obra Gruesa

También recuerdo
-Y esto fue antes de lo antes dicho
Sin duda alguna-
Que en el libro de Castellano de Primero Medio del Instituto San Martín
Me salió al encuentro
Justo después de Arte Poética de Huidobro
Tu rutilante Manifiesto
Y allí
-Casi justo allí-
Nació en mí la poesía
Como posibilidad real
De desnudarme detrás de un simple biombo
Sin morir del todo en el intento

Bueno
Eso no más quería decirte
Nicanor
Aunque ya es tarde
Demasiado tarde

Igual te envío un abrazo
Que en el fondo
Casi no significa nada más que decir gracias
A alguien que no estará más
-Al menos del mismo modo-
Por los siglos de los siglos
Amén?

LXV
23-01-2018
Santiago de Chile

NICANOR PARRA (SAN FABIÁN DE ALICO, 1914 - SANTIAGO DE CHILE, 2018)

Nicanor Parra rompió los moldes tradicionales de la poesía en lengua española con sus célebres Poemas y antipoemas (1954) en los que funda una nueva forma de decir, con un lenguaje directo, incisivo, sobrio, cargado de ironía y que, sin embargo, no pierde la esencia de lo lírico. Esta primera apuesta radical se irá reconduciendo con la entrega de otros libros en los que, si bien no se pierde la estética antipoética, el autor va ejerciendo diferentes probaturas en las que se denota la mezcla del caudal popular con su dominio de los versos tradicionalmente poéticos, como ocurre en La cueca larga (1958).

La publicación de Artefactos (1972) supuso un paso más en la ruptura de los cánones poéticos, resultado de la explosión del antipoema en forma de tarjetas postales en una caja de cartón y en donde se combinan códigos lingüísticos con visuales. Con la publicación en 1983 de Chistes par(r)a desorientar a la (policía) poesía reelabora refranes, aforismos, sentencias, epigramas, eslóganes o titulares de periódico. La visualidad de lo poético, sin embargo, no ha acaparado totalmente su obra: a partir de los años setenta se enriquecerá con la publicación de Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1976), Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979) y La vuelta del Cristo de Elqui (2007), donde a partir de un personaje real el poeta aprovechará la máscara para presentarnos un profeta alucinado y vagabundo, un desheredado que anuncia nuevos evangelios con el objeto de crear un discurso de crítica desgarrado y cruel sobre nuestro mundo. Su creatividad poética constante se ha vertido en veinticinco títulos hasta el día de hoy.

Ha sido merecedor, además del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2001), de los premios Municipal de Santiago, Nacional de Literatura de Chile, de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en México o Bicentenario de la Corporación Cultural de Chile y Universidad de Chile, entre otros muchos. (Datos tomados de la página oficial del Premio Reina Sofía)

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