La vida de las personas no es un campo baldío, ni un desierto cubierto de arena. Aunque vivimos en un medio hostil, repleto de luchas y contradicciones, somos la masa madre; el germen capaz de transformarse en proyectos que nos superan en el tiempo. Aunque muchas veces percibimos la vida como una montaña insuperable, siempre seguimos adelante. Tenemos que encontrar nuestro lugar con los medios que nos han sido otorgados. Pero ningún esfuerzo queda sin recompensa. La Naturaleza, jamás se convierte en deudora de quienes respetan sus principios.