OPINIóN
Actualizado 16/01/2018
Marcelino García

Desde su creación, Amnistía Internacional siempre ha estado en contra de la aplicación de la pena de muerte. Las razones son diversas: la aplicación de la pena máxima es irreversible y en ocasiones la sufren personas inocentes; no disuade del delito ya

Autor: Jesús Piñuela

Activista por los Derechos Humanos

Un estudio global realizado por Amnistía Internacional sobre el uso de la pena de muerte señala una disminución general de la utilización de esta pena por parte de los Estados en 2016. La cifra total de ejecuciones disminuyó respecto a las elevadas cifras históricas registradas en 2015.

El número de países que impusieron condenas a muerte y el número de países que llevaron a cabo ejecuciones también se redujeron notablemente. Sin embargo, la cifra de nuevas condenas a muerte registradas aumentó respecto al año anterior, y superó incluso el total anterior aún más alto registrado en 2014.

Amnistía Internacional registró una disminución del 37% en el número de ejecuciones llevadas a cabo en el mundo en 2016 respecto a las llevadas a cabo el año anterior. Se ejecutó al menos a 1.032 personas: 602 menos que en 2015, cuando la organización registró la cifra de ejecuciones más alta llevadas a cabo en un solo año desde 1989.

Pese a la considerable disminución, la cifra general de ejecuciones de 2016 siguió siendo más alta que la media registrada el decenio anterior. Estas cifras no incluyen los miles de ejecuciones realizadas en China, donde los datos sobre el uso de la pena de muerte seguían estando clasificados como secreto de Estado.3

Irán, por sí solo, fue responsable del 55% de todas las ejecuciones registradas en la región. Junto con Arabia Saudí, Irak y Pakistán formó un cuarteto que llevó a cabo el 87% del total de ejecuciones en el mundo. Irak multiplicó por más de tres sus ejecuciones, y Egipto y Bangladesh duplicaron las suyas. La nueva información sobre la cifra de ejecuciones llevadas a cabo en Malasia y, especialmente, en Vietnam proporcionó una idea de la magnitud y el auténtico alcance del uso de la pena de muerte en estos países.

Sin embargo, la cifra total de ejecuciones llevadas a cabo en Irán se redujo un 42% (de al menos 977 a al menos 567), comparada con el año anterior. También en Pakistán se registró un descenso considerable, de un 73%, en la aplicación de la pena de muerte.

Por primera vez desde 2006, Estados Unidos no figuró entre los cinco países que más ejecuciones llevan a cabo en el mundo, debido en parte a los litigios y los recursos judiciales sobre la obtención de sustancias químicas para su uso en los procedimientos de inyección letal.

Amnistía Internacional registró ejecuciones en 23 países, 2 menos que en 2015. La comunidad de naciones ha aprobado cuatro tratados internacionales que establecen la abolición de la pena de muerte. Dos países abolieron la pena de muerte para todos los delitos, y un país la abolió sólo para los delitos comunes.

Varios países más tomaron medidas para restringir el uso de esta pena y confirmaron que, pese a los retrocesos experimentados en algunos lugares, la tendencia mundial sigue siendo hacia la abolición de la pena de muerte como exponente máximo de pena cruel, inhumana y degradante.

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