OPINIóN
Actualizado 14/01/2018
José Antonio Mirón

El principio del año 2018 ha traído las deseadas y ansiadas lluvias; pero también una onda epidémica gripal porque los días fríos y lluviosos cambian nuestra forma de vida y, por tanto, se favorece la transmisión del virus gripal. La Gripe es una enfermedad respiratoria aguda y contagiosa de presentación invernal y con recurrencia epidémica anual. Para la gran mayoría de la población tiene un curso benigno y autolimitado. En consecuencia, en las personas infectadas que desarrollan enfermedad clínica, entre el 10 y 20%, tienen fiebre acompañada o no de escalofríos y, malestar general con dolores de cabeza, musculares y articulares. También puede existir lagrimeo, sensación de picor ocular y dolor a mover los ojos. Ante este cuadro clínico está indicado el reposo, beber líquidos, comida ligera y, analgésicos y antipiréticos tipo paracetamol o ibuprofeno, este con protector gástrico, tipo omeprazol. Si no se observa mejoría en tres o cuatro días o es un enfermo crónico y pluripatológico debe visitar a su médico de familia por si requiere alguna atención médica y/o tratamiento específico.

Cuando aparecen muchos casos, generalmente por cambios menores antigénicos en los virus, se produce un aumento de la transmisión y, por tanto, aumenta en pocas semanas la incidencia de nuevos casos. Ante esta situación, se debe evitar la transmisión aérea, por gotitas y aerosoles que se producen al hablar, toser o estornudar; aunque el virus no suele ser capaz de recorrer por aire distancias superiores a más de un metro. Por este motivo, las manos pueden ser un mecanismo de transmisión frecuente y, por tanto, los griposos deben evitar y reducir la transmisión, lavándose las manos a menudo.

Por otra parte, lo recomendable, ante esta enfermedad febril aguda y de alta capacidad de diseminación y contagio, hay que mantener la tranquilidad y mantenerse en el domicilio con el tratamiento ambulatorio, salvo que el médico de familia, después de evaluar su situación, recomiende su ingreso en el hospital.

No se adelanta nada colapsando los servicios de urgencia y, se perjudica la buena práctica asistencial, su calidad y su efectividad porque en la gran mayoría de la población la gripe es benigna y autolimitada. Sólo las personas muy mayores con enfermedades crónicas y los niños con enfermedades pulmonares, cardiovasculares y/o diabetes deben someterse a una valoración ante un proceso gripal.

En mi opinión, no conviene alarmase innecesariamente, los brotes estacionales de la gripe son normales en los meses fríos y, nuestro sistema sanitario y, específicamente sus profesionales responden de manera adecuada y efectiva. Por lo que hay que tener tranquilidad y confianza y, no olvidar, que todavía disponemos de un gran sistema sanitario, de los mejores.

JAMCA

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