OPINIóN
Actualizado 14/01/2018
Carlos Javier Salgado Fuentes

Sin duda, la actualidad de esta semana ha venido marcada por la 'crisis de la nieve' acaecida en la autopista del Noroeste (o AP-6), que une Madrid con el noroeste de España a través de la Sierra de Guadarrama.

Y es que, fueron unos 4.000 los usuarios que se quedaron atrapados el pasado fin de semana en esta autopista, debido al temporal de nieve y a la mala gestión que hicieron de ello el Gobierno, la DGT e Iberpistas, ya que dichas nevadas habían sido advertidas por la Agencia Estatal de Meteorología con suficiente antelación como para haber podido evitar esta situación.

En todo caso, quienes 'pagaron el pato' de que, por ejemplo, el director de la DGT estuviese en Sevilla ante la que se avecinaba (no se podía perder el Sevilla-Betis), fueron esos miles de ciudadanos que tuvieron que pasar la noche en el puerto de Guadarrama o en los túneles que atraviesan la parte más alta del mismo.

Y ante todo esto, uno no puede evitar recordar cuando Rajoy pidió por una situación similar, en enero de 2009 (entonces en la oposición), la dimisión de la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, sin haber aplicado ahora a su ministro, Íñigo de la Serna, lo que solicitó entonces. La 'ley del embudo' en estado puro.

En todo caso, el PSOE ha pedido el cese del director de la DGT, pero no el del ministro de Fomento, quizá por aquello de que nadie le pueda echar en cara que hace nueve años no sacó inmediatamente del Gobierno a su ministra de Fomento por un caso muy parecido, sino que la mantuvo aún tres meses más en el gabinete, hasta abril de 2009, tras buscarle un buen acomodo en las listas electorales para el Parlamento Europeo, siendo designada eurodiputada en junio de ese año.

Por otro lado, y por si la 'crisis de la nieve' sabía a poco, la 'semana fantástica' de la AP-6 no ha acabado ahí, ya que este miércoles tuvo que ser cortada en ambos sentidos durante varias horas debido al vuelco de un camión cisterna cargado de gas propano, y que provocó el cierre no solo e la AP-6, sino también de las autopistas AP-51 y la AP-61, que conectan aquella con Ávila y Segovia.

En este sentido, y debido a las labores aparejadas a solucionar el vuelco de dicho camión, una docena de trabajadores de la autopista tuvieron que ser atendidos por irritaciones y molestias que habrían sido causadas por el combustible de dicho camión, siendo trasladados diez de ellos a centros sanitarios.

Y como no podía ser de otra manera, el cierre de la AP-6 conllevó el desvío del tráfico por la N-VI, lo que derivó en nuevos atascos, que pueden considerarse el culmen de una semana en la que la AP-6 ha sido la gran protagonista de la actualidad.

Y es que, sin duda, ha sido una semana negra para la AP-6, aunque paradójicamente esta autopista haya estado teñida de blanco durante estos días. Esperemos que todo lo acontecido sirva a los gobernantes para ser más previsores y que no vuelvan a darse situaciones similares, pues quienes pagan el pato siempre son los ciudadanos de a pie.

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