OPINIóN
Actualizado 02/01/2018
José Javier Muñoz

Noticia bien reciente. No cambio ni una coma: "Físicos de la Universidad de Illinois han demostrado la existencia de una nueva y enigmática forma de la materia llamada excitonio, que fue predicha hace casi 50 años pero que hasta ahora nadie había sido capaz de detectar. Se trata de un condensado compuesto de unas partículas llamadas excitones, que se forman en un emparejamiento mecánico cuántico muy extraño entre un electrón escapado y el «agujero» que dejó atrás". La subsiguiente explicación redunda en las sugerencias erofónicas: "Este singular emparejamiento es posible porque, en semiconductores, los electrones en el borde de un nivel de energía en un átomo pueden, cuando están excitados, saltar al siguiente nivel de energía, dejando atrás un 'agujero' en el nivel anterior". Un chiste muy viejo cuenta que el psicólogo de un centro escolar llamó preocupado al padre de un chiquillo que siempre veía formas eróticas en el test de Roschach. "A ver qué es eso que enseñan a mi hijo", pidió el hombre. Y cuando le mostraron las manchas exclamó: "¡Pero bueno, qué va a decir el crío ante semejantes burradas sexuales!". No sé si los brillantes físicos de Illinois son conscientes del mundo en que viven, pero de seguir así, puede que tengan que dejar su investigación cuando sean denunciados por los perspicaces tutores de nuestra moral políticamente correcta.

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