Juntos supimos descubrir el paisaje de nuestros cuerpos,
sembrar simiente,
ilusionados contar nueve lunas,
recoger el fruto,
dar gracias.
Pedir perdón por las horas vacías,
por lo que pude y no quise hacer,
un abrazo,
pronunciar un - te amo -
y dejarlo siempre... para después.
No quise ver,
la calidez imperceptible,
el suspenso helado
del pasado,
el pensamiento inerte,
de un amante ocioso,
sonrisas muriendo en sus secos labios ,
que habían olvidado regalar "te amo"
y no supe porqué.
¡Hasta cuando
dejaré de ser sombra
sin presente y pasado
y rodando, rodando, fingiendo destinos,
llegaremos al fin
Isaura Díaz de Figueiredo