Las sombras de la noche iban cayendo
Cuando de joven gallardo iba subiendo
Por entre los riscos la montaña;
Amanecía de manera extraña.
Sobre sus altas rocas pálidas tocaban
Los rayos que del naciente sol doraban,
Y entre jarales y tomillo andaba,
Para llegar arriba de la encaramada.
Miro al llegar los nacidos reflejos,
Para verlos brillar como en espejos,
La brisa ya recorre
mi semblante
Y veo que La Alberca está delante.
Miro a la derecha las crestas de Batuecas,
A mi izquierda el Campo Charro reverbera,
Y al fondo las nieves de la Sierra Bejar,
Y tras mío, el santuario con la piedra vieja.
Allí donde la "Morenita" es esperanza,
De la que esperas con toda confianza,
Y que al bajar ya metido entre retamas,
Suspires por tener a la mujer que amas.