Siempre fui partidario de hablar de fútbol y sólo de fútbol. Es una aspiración histórica, pero es difícil mantener esa idea químicamente pura. Por eso me sorprendió un artículo de Carlos Prieto que señala una novela que ha desarrollado la idea, para mí, maligna: "¿cómo pudieron el Athletic y la Real ganar cuatro Ligas seguidas? ? El Estado dejó ganar la competición a los equipos vascos para pacificar Euskadi.
¿Una teoría de la conspiración? Personalmente no me lo creo, sería lamentable renunciar a los valores aportados por aquellos excelentes jugadores, tanto del Athletic como de la Real Sociedad. Porque muchos de ellos, además, llegaron a jugar en la Selección española con buen juego y resultados acordes. Por otra parte, no entiendo la conjugación de política, árbitros, y estamentos federativos todos ellos manejando coordinadamente los resultados de difícil gestación por los muchos factores que intervienen.
"El cuatriplete vasco, de hecho, ya fue absolutamente milagroso en su momento: las siguientes 12 Ligas las ganarían el Barcelona y el Madrid (hasta que el Atlético de Madrid logró el doblete en la temporada 95-96). Euskadi era un pim pam pum. Que la Real ganara la Liga relajó el ambiente a la fuerza, porque al final todos necesitamos vías de escape. ¿Cómo es posible que la dictadura bipartidista del fútbol español sufriera semejante boquete al final de la Transición? He aquí una respuesta disparatada y que cabreará pese a ello al aficionado vasco: el Estado dejó ganar la Liga a la Real y al Athletic para apaciguar Euskadi?" Esta teoría la ha plasmado así Ricardo Gómez en "Gooolpe de vista", novela publicada hace unos meses que se presentará en Madrid el próximo 1 de diciembre. El autor presume del establecimiento de causas a partir de unos datos estadísticos que relaciona los asesinatos con victorias y derrotas deportivas. Concluye Gómez que "deberíamos asumir la relación entre fútbol y política con mayor naturalidad". Yo, de antemano, me niego a aceptarlo. Es superior a mis fuerzas, a mi mentalidad, a mi bien intencionada opinión de que el fútbol no se merecería peor destino? Sin tremendismos, sería el fin del fútbol.
Salamanca, 20. Noviembre. 2017.