Parece evidente que estamos interesados por hacer crecer las dos dimensiones, espiritual y corporal, de nuestra existencia
En estos días estoy teniendo la inapreciable suerte de gozar del ambiente social, el silencio, un ambiente del entorno delicioso que nos brinda la belleza del río Tormes y de los árboles que presentan el maravilloso aspecto del otoño y, además de una buena comida, las aguas terapéuticas que ponen a tono nuestro cuerpo y contribuyen a nuestra salud.
Nuestro cuerpo, evidentemente, necesita para sobrevivir aire ambiente, correcta alimentación, temperatura adecuada y un ejercicio continuo y moderado para no quedarse entumecido o agarrotado. Y necesitamos, no sólo mantenimiento, sino un cultivo adecuado que vaya contribuyendo al debido crecimiento y desarrollo.
Pero, además del cuerpo, necesitamos cultivar nuestra dimensión psicológica y moral. Y, además, necesitamos cuidar también y sobre todo el desarrollo de nuestro espíritu, que incluye nuestra fe y nuestra dimensión transcendente.
Por todo ello, dije al principio que soy afortunado por poder aprovechar cinco días de cuidados especiales que se pueden recibir mediante diversas técnicas terapéuticas, sobre todo de baños, duchas especiales y otros cuidados, en el estupendo Balneario de Ledesma.
Su hotel comprende hasta unos 500 puestos o camas, que están completos casi permanentemente. Y al contratar las técnicas terapéuticas, especialmente de los baños, que incluyen diversos tipos de yacusi y similares, hay que contratarlos con cuatro o cinco días de retraso, pues está toda la programación completa. Esto da idea de lo que la gente, por supuesto mayores, sobre todo, aprecia los servicios de esta casa y las solicitudes constantes que se producen.
Pero, además de nuestro cuerpo, necesita ser cultivado con especial cuido y continuidad nuestro espíritu. Por eso precisamente, hemos podido ver con asombro que a las conferencias que se han celebrado esta semana en el Teatro Liceo ha acudido tanta gente que ha sido preciso utilizar la sala grande del mismo teatro, que se encontraba totalmente llena y aun estaban ocupados algunos palcos.
Las tres jornadas se han desarrollado bajo el siguiente llamativo título: "De vuelta al mundo interior". Parecería no ser un tema de tanto interés, pero los hechos han desmentido estas supuestas sospechas.
Convocaban las jornadas "Alumni", asociación de antiguos alumnos de la Universidad de Salamanca, y Cultural Barbalos, con la colaboración de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes.
Diferentes personalidades del ámbito religioso y cultural de Salamanca han abordado variados temas sobre la interioridad de la persona y su expresión en distintos ámbitos. El dominico padre Ricardo de Luis Carballada, prior del Convento de San Esteban de Salamanca, impartía la conferencia titulada "La habitación del si mismo. Un recorrido por la interioridad". La moderación del acto estuvo llevada por Antonio Heredia, catedrático de filosofía de la Universidad de Salamanca.
La segunda jornada le correspondió al sacerdote Antonio Romo, Medalla de Oro de la Ciudad de Salamanca, acompañado por Alfonso Salgado, catedrático de Psicología Biológica de la Universidad Pontificia de Salamanca. El tema desarrollado fue "Testigos del mundo interior" y la mesa estuvo moderada por Felipe Rubio, Doctor en Medicina.
Finalmente, el tercer día concluía el ciclo de conferencias con la ponencia sobre las "Expresiones artísticas de la interioridad", en la que intervinieron Fernando Sánchez Cuadrado, arquitecto; Ricardo Piñero Moral, Catedrático de Estética y Teoría de las Artes de la Universidad de Navarra, y Laura Muñoz, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Salamanca, moderó esta última mesa de debate.
Con el desarrollo de este ciclo ha quedado de manifiesto el interés del público de hoy por el tema de la interioridad de la persona, es decir, de su espíritu. Aun cuando no aparezca abiertamente el tema de la espiritualidad religiosa y de la fe cristiana, es evidente que estas cuestiones están en el fondo de la interioridad humana.
Y queda puesto de relieve que lo normal en el hombre, que es cuerpo y espíritu, es que se trabaje en el desarrollo integral de la persona, que abarca cuerpo y alma, otra forma de llamar al espíritu humano. Cuidemos, pues, nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Enhorabuena a Salamanca, que nos ofrece posibilidades de desarrollar esas dos dimensiones del hombre, es decir, de cada uno de nosotros, si estamos interesados, como parece patente, por hacer crecer esas dimensiones, espiritual y corporal, de nuestra existencia.