El plan, que reforzará la protección y conservación del patrimonio e impulsará su puesta en valor, parte del inventario de más de 700 edificios catalogados con protección de la Ciudad Vieja y contiene normas para la revisión del catálogo arquitectónico
El Plan de Gestión de la Ciudad Vieja de Salamanca, que reforzará la protección y conservación del patrimonio e impulsará su puesta en valor, ha sido dictaminado hoy favorablemente por la Comisión de Fomento y Patrimonio para su posterior debate esta misma semana en el Pleno municipal.
Este Plan, que exige la UNESCO a las Ciudades Patrimonio de la Humanidad, es un documento marco para actuaciones normativas posteriores que recoge ideas, criterios y estrategias de actuación destinadas a conservar y poner en valor la Ciudad Vieja a la vez que contribuye al desarrollo económico, social y cultural. Asimismo se concibe como un eficaz instrumento para mejorar la calidad de vida de los salmantinos y hacer de Salamanca una ciudad más sostenible.
Con el objetivo de mejorar y enriquecer el Plan, la Comisión técnico-artística -integrada por técnicos municipales, el comisionado de Patrimonio de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León y expertos designados por los grupos políticos municipales- ha trabajado desde noviembre de 2015 a través de veintidós sesiones. Además, el documento ha estado expuesto en la web municipal para su conocimiento público y ha sido abordado en diversas sesiones de la Comisión de Fomento y del Consejo sectorial de Urbanismo y Medioambiente, a lo que se suma su debate en una jornada con colectivos sociales e instituciones.
El Plan de Gestión parte de un inventario de 717 elementos catalogados con algún tipo de protección en la Ciudad Vieja. Establece, en cuanto a la conservación del patrimonio, medidas concretas para mejorar y revisar el catálogo arquitectónico y arqueológico existente en el PGOU; reforzar la normativa vigente en materia del parcelario histórico, usos y condiciones de edificación; delimitar los nuevos entornos de protección de los Bienes de Interés Cultural; e introducir el paisaje como herramienta de control en la conservación del patrimonio.
El Plan incluye medidas para actualizar el catálogo arquitectónico e incluir nuevos elementos de interés, como la arquitectura contemporánea y los llamados patrimonios menores: esculturas urbanas, portales y comercios emblemáticos.
El Plan de Gestión incorpora la prohibición expresa de modificar el parcelario histórico, restringe las instalaciones en la fachada de la edificación catalogada, limita la posibilidad de cambios de alineación y precisa las condiciones formales de rótulos, carteles y placas en fachada.
Propone la delimitación de nuevos entornos de protección de Bienes de Interés Cultural, incluyendo en lo posible manzanas completas. Como novedad, se delimitan 21 entornos de todos los BIC, entre ellos algunos que carecían de este ámbito, como la propia Plaza Mayor, la Torre del Aire, el Palacio de Monterrey, o las iglesias de San Marcos o de Sancti Spíritus. En estos entornos de protección no se permitirán instalaciones duraderas que alteren la visión del BIC y las instalaciones de servicios, alumbrado y mobiliario deberán adaptarse a la estética de la zona, sin generar disonancias de formas, colores o materiales.
Para reforzar la conservación del patrimonio, el Plan de Gestión persigue también la protección de las vistas hacia y desde la Ciudad Vieja para lo que establece unas zonas de visibilidad preferente en las carreteras de acceso a la ciudad y unas zonas de intervisibilidad como en Arroyo del Zurguén o Salas Bajas. Estas zonas gozarán de una protección para preservar la visión del paisaje tradicional por lo que se restringirán las edificaciones que generen impactos visuales negativos; no se permitirán construcciones que alteren el perfil de la Ciudad Vieja en su visión externa; y se controlarán los materiales de los edificios y las condiciones de urbanización así como la limitación de emisiones y la preservación del carácter natural de los espacios.
El Plan de Gestión delimita un área de regeneración urbana, que es la zona de San Cristóbal-Las Claras, donde se propone la mejora de las edificaciones y su accesibilidad, de la urbanización y de espacios libres públicos.
Este documento propone, además, un programa de acciones sobre el espacio público y elementos patrimoniales de la Ciudad Vieja, que incluya un plan de actuación sobre pintadas y grafitis; sobre la acción perniciosa de las aves; señalización turística, y propuestas de actuación sobre bienes catalogados que sufran patologías, además de criterios para el tratamiento de elementos vegetales y la jardinería.
El Plan de Gestión se remite en materia de transporte público y movilidad a las medidas recogidas en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, que apuesta por la peatonalización de la Ciudad Vieja en distintas fases, la reducción del tráfico de autobuses en el centro histórico, el impulso de la movilidad ciclista o la reducción de la emisión de gases contaminantes.