Cuando redacto el presente artículo llega la peor de las respuestas. El Gobierno le había pedido al señor Puigdemont, de manera concisa y en dos plazos "que aclarara si había promulgado o no la república catalana", y en el primero de ellos, que se cumpl
Y dado que el señor Puigdemont es periodista y se le supone la realización de un buen resumen de dicha misiva y un mejor titular, en su lugar nosotros podemos colegir que lo dicho por el presidente de la Generalitat sólo tiene una interpretación: "Sr. Rajoy, reunámonos y negociemos la independencia".
Con esta o parecidas respuestas, quienes no somos reporteros de guerra podemos cubrir con pena e indignación otros incendios, como el real, y provocado, según aseveración del presidente de la Comunidad señor Feijóo, que comenzó el domingo en Galicia, o hablar con satisfacción de ese otro fuego mágico, "El fuego invisible" de la novela de Javier Sierra premiada con el Planeta, pero perder nuestro tiempo en la defensa de un país que como Comunidad se presenta "oprimido" y sus representantes defienden esta falacia con "ardor guerrero", la verdad, no creemos que merezca la pena.
Por supuesto, es de suponer que el Gobierno no fuera ingenuo y estuviera a la espera de una respuesta mejor y que le convenciera. Tal vez esto hubiera ocurrido si la responsabilidad le hubiera correspondido a una sola persona, aunque fuera al señor Puigdemont, pero esto no es así, y para quien no lo recuerde alumbremos aquellas palabras de Napoleón: "Yo cuando quiero que un problema no salga adelante, nombro una comisión". Justo lo que existe hoy día en la Generalitat: una comisión para que nadie se salga del guión. Por tanto, imaginamos que habrá sido una semana en la que muchos habrán pasado por la casa de Puigdemont -no confundir con Casademont- a venderle una respuesta para el señor Rajoy. Por ejemplo, "república, de salida no" o "no fue un sí". (En este último caso, para seguir la juerga, a posteriori se puede alegar que, por error tipográfico, no se colocó una coma después del no, ya que en realidad se quiso decir "no, fue un sí".
Hoy, en España, pocos quieren que se aplique el 155, pero si una Comunidad española, en este caso Catalunya, no respeta a la otra media y se salta las leyes que ha consensuado con la Constitución de su país, alguien los tiene que poner de acuerdo. Sin embargo, es curioso que presuntamente quienes quieren que se aplique ese artículo de la Constitución de la manera más radical posible, es decir, un 155 XXL, sean quienes defienden el independentismo. ¿Por qué? ¡No seamos inocentes! Sobre esto me viene a la cabeza una metáfora de don Alfonso Guerra cuando en los días de la Transición se quejaba de la actitud de los ultraderechistas: "Vienen unos ultras, me rompen el reloj y después me dicen: don Arfonso, qué reloj más roto y feo lleva usté? ¡Claro, y por qué me lo habéis roto!".
Nosotros también tenemos una metáfora. Y podemos decir que España se asemeja a Catalunya lo que la figura de Serrat a Lluis Llach. Mal que le pese a Puigdemont, a Serrat la independencia no le sabe a hierba y el presidente lleva en su mochila a Lluis Llach y l'Estaca, aunque nadie diría que el señor Llach no sea un gran artista, pero no por ello debamos creer que sea un buen político. Nosotros recordamos a Llach en el año 75, previo a la muerte del dictador, que irónicamente argumentaba: "La censura tiene sus ventajas: te permite ser conocido fuera". ¿Pensará hoy lo mismo? Hay gente a la que viajar le vale de muy poco, y no son pocos, sino millones, los que coinciden en que el nacionalismo es un mal que se cura viajando. Y si el señor Serrat está muy viajado y le conocen todos los hispanohablantes, el señor Llach está muy constreñido.
Terminamos, no sin antes dar una apreciación sobre el procés que, con la perspectiva vista desde otros lares, es compartida por muchas personas: Todo lo ocurrido desde el día 6 de septiembre hasta hoy no es más que una burla.
Nosotros pedimos prudencia al Gobierno y lucidez al Govern y nos marchamos diciendo que la vida es todo ese espacio que transcurre más allá de los intereses independentistas.