La buena organización hizo que los cazadores no echaran en falta la ausencia de jabalíes / CORRAL
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CAZA Y PESCA
Actualizado 10/10/2017
Redacción

Participaron 65 puestos repartidos en cinco armadas, y seis rehalas para montear unas 400 hectáreas

El 24 de septiembre comenzaba una nueva temporada de jabalí, una especie que ha ido a más y que por ese motivo, y el descenso de especies de menor, cada año cautiva a un mayor número de aficionados. La asociación de cazadores de Villarino de los Aires era una de las primeras en sumarse a la larga lista de monterías y ganchos que se organizarán en la provincia hasta entrada la caza menor el cuarto domingo de octubre.

En este caso, la asociación villarinense ha cedido el aprovechamiento del jabalí ?mediante cacerías colectivas? al propietario de una rehala, hecho cada vez más frecuente. Manuel Martín es uno de los rehaleros con mayor experiencia de la provincia, pues no en vano tras salirse los dientes detrás de los conejos, su afición al jabalí que le surgió nada más que esta especie comenzó a poblar las Arribes. Además es socio y vecino de la localidad, lo que facilita la organización tanto desde el aspecto logístico como del venatorio, pues confluyen en él el conocimiento de la caza y del terreno, teniendo acceso ?además? a los medios cinegéticos para que todo llegue a buen término. Solo hay una cosa que se le escapa, como en cualquier mancha abierta, y no es otra que garantizar un número de cochinos, como así advirtió a los participantes antes del sorteo de puestos.

Lo cierto es que las perspectivas eran buenas, se tenía constancia de revolcaderos y huella reciente que hacían pensar en una jornada en la que se abatirían varios guarros, pero en la caza en abierto no hay nada seguro y como saben los más expertos, no conviene vender la piel del oso antes de cazarlo. La ausencia total de agua en la mancha, así como la vendimia realizada unos días antes, pudieron ser los motivos por los que las seis rehalas participantes no levantaron un solo cochino en la mancha de La Mata, unas 400 hectáreas de monte bajo cerrada con 65 puestos repartidos en cinco armadas.

No en vano, los corzos reventaron la montería llevándose a la mayoría de los perros nada más comenzar la cacería, lo que unido a la falta de ejercicio y de agua, las rehalas acusarían el cansancio para el resto de la mañana. Eso sí, los zorros, especie que parece sobreponerse a cualquier contingencia o cambio del hábitat, divirtieron a varios puestos en la armada que cerraba la mancha por el Este.

Desarrollo de la montería

El restaurante Paradero de la Villa era el lugar de reunión, nueve de la mañana para desayunar y apuntarse al sorteo de puestos una hora después. Hasta 65 puestos procedentes de casi todos los puntos de la provincia, en su mayoría de las comarcas de Vitigudino y Ledesma, también de la vecina zamorana de Fermoselle e incluso de Portugal. Había mucha ilusión por repetir el resultado de un año antes, cuando se cobraron varios guarros, alguno de trofeo, pero este no se dio.

Concluido el sorteo por armadas y, antes, un recuerdo sobre las normas elementales de seguridad, cada una iba saliendo a los puestos conforme se configuraba. Como postores, Alonso Zambrano, Agustín Duque, Juan Manuel Petisco, Jorge Serrano y Julián Martín, alcalde de la localidad y por casi todos conocida su gran afición a la caza. 

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