Recibo mensajes de amigos celebrando el éxodo empresarial y las listas negras de productos catalanes. No perdamos el oremus ni el seny. Yo no me alegro. Los que se tienen que ir son otros: los que, cada día que pasa, están más aislados, los que hablan en nombre de todo el pueblo catalán, los que alardean de haberse instalado en una suerte de legalidad paralela y agitan las calles. Dejemos de hacer el idiota. Andar celebrando males ajenos es muy poco inteligente, entre otras cosas porque no son ajenos.