Los agoreros que anuncian el fin del mundo sin tener una mínima base científica nos recuerdan a un individuo de mi infancia que se pasaba los días y las horas diciendo "mañana me muero, mañana me muero?" y un día acertó.
El mundo, el pasado día 23, debería haberse plegado del "big bang" al "big crunch" (gran implosión) y, ¡cachi!, como siempre, se erró el pronóstico. Pero no importa, no hay que desfallecer, un día se acertará, ¡qué duda cabe!, aunque ese día no estemos aquí para contarlo.
No obstante, a ver si lo que quieren anunciar es el fin de la vida en el planeta, ya que si es así, las probabilidades aumentan considerablemente, sólo será cuestión de situar el cronómetro invertido a unos años vista y esperar que la lengua armamentística entre Corea y EE.UU. pase a las manos. En tal momento la Tierra quedará hecha papilla.
Mientras, disfrutemos de las ocurrencias de esos líderes que nos puso en nuestro planeta algún espíritu raro y acostumbrémonos a despertar con un tuit de Trump en el que éste llame "pequeño hombre cohete" al señor Kim, y mañana preparémonos para leer otro en el que diga que para Navidad piensa colocarlo como "tapón", término metafórico, en una botellita de champán de plutonio de la mejor graduación.
Ahora me dirijo a usted, señor Kim, y no se enfade, pues detrás de esa presencia desmesurada de Mr. Trump existe un ser cariñoso que huele bien, cuida las plantas y los perros y quiere a todo el mundo, sean o no racistas.
Usted respóndale que sería de su agrado, cuando no la necesite, contar con su cabeza como "balón de oro" para el primer coreano que sea coronado. Él es solo un individuo, aunque dé miedo ver reunido tanto poder en una misma persona, como también es su caso, pero déjese de paranoias, no sueñe que existe un mundo lleno de girasoles y que en cada girasol está inserta la cabeza del señor Trump.
No pierda usted la suya, señor Kim, imagínese un campo de berenjenas y cada berenjena es un señor como usted. ¿No ve cómo su visión del mundo cambia de inmediato? A usted le molesta del presidente americano que sea un showman de la política que cambia de traje todos los días. Despida usted a su sastre, por favor, y cambie de peluquero, pero no se enfade. Y no le llame "viejo chocho". Ahí se ha pasado, ¿lo ve?, enseguida Mr. Trump le ha enseñado su "pene" y en forma de bombardero usted lo ha podido ver desde su terraza.
Aprenda de nosotros. Aquí, en este país llamado España, tenemos un problema y con paciencia lo vamos asimilando. Fíjese: unos señores aprueban una ley de referéndum en cinco minutos, como lo hubiera hecho usted, amordazan a la oposición y después durante un mes defienden la ley en la calle hasta con niños de guardería. Sin embargo, no nos enfadamos.
Siento que esto último también haya terminado en una carta dirigida a usted, señor Kim, pero la verdad es que no se habla de otra cosa. No puedo extenderme más, discúlpeme, ya que del eslogan catalanista "España nos roba" se ha pasado a "Prensa española manipuladora" y, por tanto, estamos a la espera de recibir órdenes desde Catalunya. Así que paciencia, y de violencia cero-cero. Nosotros, de momento, escuchamos "El tiempo pasará", aquella hermosa canción que en medio de dos amores tocaba Sam en la película "Casablanca".